Roma: siudá hermana

Desde los siglo de los siglo Cádi tiene una estrecha vinculasión con los romano. Despué de que los finisio se largaran de Cádi porque se habían dejao el butano ensendio allí por Finis, en Cádi entraron los romano que fueron resibido con los braso abierto. Los gachone vinieron asqui como vienen ahora los alemane, a comerse el garum y a vé bailá a las puella gaditanae. Pero se integraron bien. Montaron un teatro (pa la finá del concurso de chirigotae y comparsae), un acuedusto (que ahora no trae agua porque lo han puesto en la plasa de toro) y un montón de tumba debajo de las casa de la gente de Cádi. Ahora los romano en Cádi son como la gente de Chiclana, no hay obra sin que aparescan un par de ello. Ante estaban completamente integrado, tenían su equipo de furbo al que le cantaban ¡Ecce Gadé oé! cantico que, castellanisado, ha durado má de dó mil año.

Los romano también nos dejaron la calle Columela (que era de Roma, pero nasionalisao gaditano) una autoescuela y una heladeria. La heladeria, que estaba en la calle Ancha, por desgrasia dejó de esistí. Sin en cambio, el símbolo romano má importante en Cádi es la legión pretoriana que con el SPQR (San Pedro Quiere Rosquilla) va detrá del Ese Homo. Porque es que Roma y Cádi son siudade hermana.

Yo no entiendo porque Cádi se ha hermanao con sitio tan raro como La Coruña o Seuta y no se ha hermanao con Roma. ¿Qué tenemo nosotro que vé con La Coruña, ademá de los gallego del freidó? ¿Y con Seuta, aparte de las caballa? Si es que Seuta está hasta en otro continente, no como Roma que es una siudá de Europa. Ademá, que los romano tienen la misma forma de sé que los gaditano, por las vena le corre la misma sangre. Vamo, que si por desgrasia Dió no me biera hecho de Cádi, yo le habría pidio sé de Roma. ¿Por qué? Asquí están las rasone: de los ventisinco mí funsionario que hay en Roma, cada día faltan a trabajá siete mí. Eso sí que es una siudá hermana de Cádi con las misma pocas gana de trabajá.

Pero lo de hermanarse con Roma es urgente, lo de nombrá hijo adostivo a Giovanni Catanzaro (leé, por favó, con asento de está pidiendo una pisa en la Bella Italia) no puede esperá ni un día má. El gachó aparcó el coche en un sitio prohibio y le puso una pegatinita de minusválido de su suegra que tiene ochentisiete año. Lo primero más mejón es que la pegatina estaba caducá. Lo segundo más mejón es que el Catanzaro era el jefe de la pulisia de Roma.

Como si fuera de Cádi, Catanzaro le echó cara pa aparcá en medio de la Piazza Spagna (lo que pa nosotro sería la Plasa de las Flore) con la autorisasión caducá. Que levante la mano quien no haiga visto alguna vé a un gaditano aparcá en plasa de minusvalido y bajarse tieso y derecho como si fuera a partisipá en el maratón de las olimpiada de Pekin. Si Cádi es la tierra de la poca verguensa, la picaresca y la cara dura, Catanzaro es, sin duda alguna, un gaditano má. Hijo adostivo, ¡ya!