Carmelopoli

domingo, 3 de marzo de 2019

Las cosa del destino

Serían, aprosimadamente, las tanta de la mañana. La Finá se estaba hasiendo una mijita larga. Y no porque cante mucha gente, que ná má que son 14, sino porque eso tiene má pará que el Medinaseli. Que la Finá del Falla se parese a una pinícula de Antena Tré, por cada vente minuto bueno tiene media hora de anunsio. Totá, que estaba yo en el sofá viendo la Finá cuando salieron por la pantalla Los Pastelito verde. En ese momento, como forma de protesta frente a la injustisia, me puse en el Yutube el repertorio del Chele Vara de Cuarto de Finá. Teniendo en paralelo amba agrupasione me entró la duda por adentro de mi selebro. ¿Cómo coño sinco persona habían preferio a los que estaban ahora en la tele ante que al Chele Vara?

Mi selebro, que funsiona por libre, como Errejón en Podemo, empesó a creá una imagen desagradable pal finá de la noche. ¿Y si esas sinco persona se esquivocan esta noche? ¿Y si se produse esa gran catástrofe que llevamo año consiguiendo evitá? Los sudore frío empesaron a recorré mi espalda. Me imaginé leyendo el tuiste a eso de las 9 de la mañana y mentró hasta un escalofrío. Otra persona se habría queao en el sofá, medio dormía, con el pijama y las babucha. Pero yo no. Yo soy un hombre de asión y, sobre tó, un gaditano que tiene que defendé las cosa de Cádi. Asín que me fui pa dentro, y me vestí. Mi novia me dijo "¿Adónde va, Carmelo?"
- A una cosita importante -le dije- vuelvo en un rato.
- Vale, Carmelo, pero no te folle a ninguna -me contesto con vó de está má serca de Morfeo que de Manolo Casá.

Ajolá, pensé yo, pero no lo dije. Estaba como Kichín Salvochea. Sabía lo que quería hasé pero no sabía cómo. Lo primero era entrá en el Falla. Lo intenté por la puerta. "Es que acabo de salí a comerme un salchipapa en el Laly".
- Enséñeme su entrada -me dijo el vigilante.
- Es que me he manchao con la salsa del sachipapa y como no tenía servilleta, me he limpiao con la entrada, pero que sí, que yo tengo entrada. Lo juro por la Virgen de la Macarena -le dije pensando que acudí a una virgen miarma resultaría má creíble, porque gente de Cádi no había ninguna en el Falla.
- Sin entrada no puede volvé a entrá -me respondió- A vé si usté se cré que es la hermana del Seu.

El primé paso se ponía má difísi que encontrá a uno de Cádi en la calle la noche del Sábado de Carnavá. Pensé rápido, como si fuera el Morera contestando al público. Cogí el movi y llamé a Manolín.
- Manolín, nesesito que me cuele en el Falla con la comparsa.
- Carmelo, picha, tú sabe que eso está complicao -me contestó.
- Manolín, que es importante, que tengo que ir a vé al Jurao -le dije con convisión.
- ¿Tú también, Carmelo? ¿Tú también? - me dijo con vó de está hasta los cojone.
- Pero yo no es por el Chele. Es por tu pare.
- Si es por mi pare, lo que haiga falta. Vente al locá de ensayo -me propuso.
- No, picha, que no quiero que me vea Juan, que me va a disí que tó los Carmelo semo unos cabrone. Y el pobre de Carmelo Ansoni no tiene culpa de ná. Te espero en la puerta laterá.
- Pero búscate una buena idea pa que te dejen pasá -me dijo a modo de despedida.

Cuando vi llegá a los piorró, me puse del tirón al lao de Manolín. El portero me hiso una seña. "Soy el camello", le dije. Y crusé la puerta sin má poblema. En ese momento estaba el Falla muerto. En el esenario un coro de muerto, aunque má muerto había en butaca y en gallinero. Me despedí de Manolín, le hise un quiebro a lo Darwin Machí al segurata y me fui a buscá el palco del Jurao. Estaba cantando el coro y me di cuenta de que tenía poco tiempo. Bueno, poco, el descanso entre astuasión y astuasión, que la verdá que mu corto no era.

"Vengo de El Faro a preguntarle de qué quieren el caldito los miembro del Jurao" le dije al de la puerta. Y me metí padentro. En ese momento acababa el pupurrí del coro. Esto son primero, esto son primero, escuché disí. Cuando salió el Jurao del palco al antepalco, me fui a por el del bigote.

- Tengo que hablá contigo -le dije mu convensio.
- ¿Tú también, tocayo? Me vi a poné una tilita, que llevo un día que pa mi se quea -me dijo.
- Quillo, que no me fio de ustede. Que hoy no es el día. Hoy no puede susedé -le dije.
- Tocayo, pasará lo que tenga que pasá -me dijo-. Alguna vé tiene que pasá.
- Pero si no fue con Manué, si Telle lo evitó, ustede lo podei evitá.
- ¿Y quién escucha despué a Manolo Casá? ¿Quién aguanta a los miarma viniendo a la copistería? -me dijo.
- Enga ya, si los miarma no saben ni endonde está la copistería. La gente de Cádi sí que lo sabe -le asvertí.
- No me lo recuerde, no me lo recuerde -me dijo con cara de angustia-. Me tengo que meté padentro, bueno pafuera. Quillo, que va a salí Manolito Santandé. Adió

Yo me quedé en el antepalco. Me di cuenta de que las planilla de punto del coro se habían queao un rato en lo arto de una mesa, esperando que viniera el secretario a recogerla. Busqué un lápi y esperé. Lloré esmoresio con el segundo pasodoble de los lapa y cuando estaba cantando la última cuarteta me escondí abajo de la mesa. Los jurado de chirigota dejaron sus planilla ensima la mesa. Cogí una de ella, la miré. En el pasodoble le habían puesto un 11. "Yo no me fio de esta gente", pensé. Y convertí el segundo 1 en un 4. Tré puntito má pa Manolo nunca vendrán mal. Y viendo la puntuasión finá sé que eso tré puntito sirvieron.

Aproveché, ya que estaba allí, pa vé a los piorró y esperamo en la puerta del Falla a que dieran los premio. Cuando escuché los de chirigota, ni siquiera salté. Suspiré aliviao. Había ganao Cádi. Nos habíamo salvao. Si fuera un superheroe sería el Capitán Cádi. Y mis superpodere vendrían con la tortillita de camarone o los churro por la mañana. Asín que me fui a La Marina a por media dosena. Me los meresía. Cádi invitaba.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Alineasión indebida

Miércole, dié de la mañana. Estaba yo tan tranquilo en mi casa, y quien dise mi casa dise mi cama que, al fin y al cabo, es donde se cumplen toito mis sueño. De repente suena el teléfono. "Cuando salta al terreno de juego..."

- Sí, dígame -contesto con esa vó de malo de pelicula de mieo americana que me sale a mi resién levantao.
- Carmelo, miarma...

Evidentemente, ante eso ná má que puedo colgá el teléfono. Pero otra vé vuelve a soná la misma melodía "...el equipo amarillo se ve..."

- ¿Sí? -contesté
- No me vaya a colgá ahora, miarma que soy yo, el presidente de tu equipo.
- Espero que sea pa algo mu mu importante, porque yo no consiento que me llame miarma cualquiera -le respondí.
- Pa una cosa importantísima, miarma -me mordí los nudillo pa no pulsá el botón colorao del aifon-. La cosa está mu chunga, Carmelo, miarma.
- Amo a vé, Manolo, picha. La prósima vé que diga Carmelo, miarma, te cuelgo, por la gloria de Cotón, te juro que voy en serio -tuve que cortarle.
- Carmelo, miar... picha -restifiscó a tiempo- nesesito tu ayuda. Mi relasión con Pina está má chunga que la de la Sentía de Triana con la Primera Dama. El calvo desde que está en el trullo no me llama pa disirme qué tengo que hasé. Pa la supervivensia del Cádi tenemo que pasá la eliminatoria.
- ¿Que la supervivensia del Cádi depende de que le ganemo al Madrí? -le pregunté sorprendío.
- Sí.
- Po vé encargando las esquela -le asvertí.
- Tiene que hasé algo, Carmelo, miar... por Dió -me suplicó.
- Es que de ahora a esta noche es poco tiempo pa enseñarle a rematá a Wilson Cuero -le avisé.
- Algo te se ocurrirá -me dijo- en tus mano está el futuro del Cádi, miarma.

Y colgó, porque si no, le iba a colgá yo. Pero de lo arto del faro del Castillo San Sebastián. Totá, que la cosa queaba en mis mano. Me se ocurrieron diversa osione. Invitá a la plantilla del Madrí a ensaladilla de Las Paloma. Pero hasta con cagalera eran capase de ganarle al Cádi. También podía secuestrá a Isco, pero lo malo es que me pillaran y acabara en Puerto Tré con Bensemá. Me puse a curioseá por interné, a buscá cosa en la wé de periódico deportivo neutrale como el marca y el as, y de repente me se ensendió una bombilla.

Era que mi Chari se había levantao y había ensendio la lamparilla de la mesilla de noche. Pero al poco me se ocurrió una idea. Había una posibilidá. Era complicao, pero había que intentarlo. Así que cogí mi kit de cateto, mi camiseta del Madrí de Butragueño, los pantalone de chandal Humel de cuando Lasa le marcó el gol del medio campo a los palangana y me fui al Hotel Aslántico a esperá a que llegara el Madrí.

Cuando llegó el artobú me puse como un loco a pegá grito pa llamá la atensión pero no lo consiguí. Lo que pa mi era hasé el loco, allí resultaba de lo má normá. Es increible la gente cómo está con un equipo de furbo. Si al meno fuera la comparsa de Subiela. Pero no, un simple Real Madrí.

De toas forma, no me pasó como al cuadro de Los mojoso, no estaba todo perdido. Como Caracol en En Propia Mano tenía una carta guardá en la manga. De la otra vé que estuve en el Hotel Aslántico con el futuro presidente del Gobierno hise amistá con una chiquilla que trabaja allí limpiando habitasione y me dijo que Rafa estaba en la 411. Yo tenía mu claro cómo consiguí la atensión de Rafa. Lo llamé al teléfono de la habitasión.

- Rafa, soy Carmelo. Si en sinco minuto está en la esquina del teni te convidó a medio kilo de choco del freidó, pa ti ná má.

Rafa tardó cuatro minuto en llegá a la esquina del teni. Venía comiéndose un bocadillo. Le miré con cara de sorpresa.

- Esto es para matar el hambre hasta la hora de comer -me contestó a modo de saludo.

Yo pensé que pa matá el hambre de Rafa hay que clavarle una estaca, pero la cosa en Cádi no está pa hablá de muerte últimamente que iguá estamo asquí de ji ji ja ja y tu vesina de arriba lleva sinco año con la pata estirá y lo que huele malamente no son sus peo sino ella misma.

Totá, por el camino estuvimo hablando de sus cosa, que si el cuatro tré tré, que si la posesión. Pero no creerse que era furbo. El cuatro tré tré son los plato que él es capá de comerse, cuatro primero, tré segundo y tré postre. Y la posesión es quien se lleva má tiempo en el bate de su casa.

Llegamo al freidó. Nos pidimo, medio kilo de casón, tré cuarto de cocreta, un cuarto de empanadilla, medio de choco, cuarto y mitá de puntillita, medio de hueva, sei tortillita, cuarto de chipirone, un kilo de pescadilla y pa mi, aseituna. Rafa pidió agua, pero yo le dije al gallego que le echara ginebra, que tiene el mismo coló. Rafa disía que le sabía rara ese agua, pero yo le dije que eso era porque el vaso tenía mucha mierda y que el agua del grifo de Cádi venía puntaita desde lo que pasó en Loreto. De toas forma cuando probó el adobo, no le quedaron papila gustativa viva como pa fijarse en el sabó del agua. Al tersé pelotaso Rafa estaba má colorao que una breca del partido comunista. Al cuarto ya no se tenía en pie.

- ¿A quién va a sacá hoy? -le pregunté, como quien no quiere la cosa.
- A Cristiano Ronaldo -me dijo. Y depué se echó a reí.
- Déjate, de rollo, Rafa, que ere iguá de malo como humorista que como estrenadó -le contesté-. Saca al ruso, picha, que nesesita minuto.
- El ruso no puede jugar pfff -me dijo- está sancionado. Jajaja -y me pasó la mano por ensima del hombro. El moraso que llevaba era como el Madrí, de Champion Lí.
- Enga ya, Eso es del año pasao. Quién se va a acordá. Bebe agua, bebe agua -le dije. Se pegó otro trago.
- El rrrusssso no puede jugar, no puede, no puede jijijiji no puede jugar el rrrrrussssso, no, no, no...

Yo que tengo un master hecho en empinamiento de codo, etilisidá y morasibilidá sabía que Rafa estaba al pique de un repique. Nesesitaba un mínimo empujonsito. Le di un trago a la servesa, le oruté en la cara y Rafa cayó en reondo sobre la mesa. Aproveché pa rebuscá en los bolsillo. Tenía un papé con la alineasión de despué. 13 - 18 - 3 - 6 - 17 - 28 - 14 - 22 - 28 - 10 - 20 - 32. Taché el 32 y puse al lao el 21. Entonse cogí el móvi y llamé a Chendo.

- Chendo, que estoy asquí con Rafa en Las Flore y algo le ha sentao malamente. Vente a recogerlo que os tenei que ir pal Estadio.

Al ratito estaba allí Chendo. Lo cogimo entre los dó y lo llevamo arrastrando hasta la Catedrá. Pa mi que hasta nos cantaron una saeta cuando cogimo por Compañía cargando con ese gachó que pesaba má que el paso de la Santa Sena. En la Catedrá lo montamo en un tasi. Pal Carransa. Al despedirme, le dije a Chendo: "Tiene la alineasión apuntá en un papé en el bolsillo. Y me ha dicho que saque a Cherchiché".
- ¿A quién? -me preguntó.
- A Charniché -contesté.
- ¿A quién? -volvió a preguntá Chendo.
- Al ruso.

En el minuto tré del partio me llego un guasa al móvi. Era Chendo. "Menos mal que me lo dijiste. Qué gran entrenador es Rafa". Yo me sonreí pa dentro. El resto, ya lo sabei.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

La rivera del líde (2ª parte)

Como os conté en la primera parte, la Siudadana presidenta me pidió que fuera a vé al líde pa lo que puso a mi disposisión un vehículo del Ayuntamiento. Cocretamente, un patinete de la pulisía, con su pulisía y tó. Por el camino ná má que pensaba "Como nos vea Gadufaki, cualquiera lo aguanta".

Totá, que llegamo al Hoté Aslántico y yo me bajé del patinete sin darle un besito ni ná al pulisia, aunque era la persona con la que má contasto físico he tenio en los último mese. En resesión pregunté por el líde. "Está en la suit", me contestaron. "Suba a la cuarta planta y siga la fila de mujere con traje chaqueta". Festivamente, en el pasillo de la cuarta planta había una colesión de mujere de esa que están escondia el resto del año, de las que son mu mayore pa ir de botellón pero mu jóvene pal Pokoloko. Carne de Toba y Orsai.

La humedá se notaba. La puerta del fondo estaba serrá, lo que en el resto de España es cerrada. Y un gachó cuidaba que nadie se asercara al lide. "Dale estas braga de mi parte", le dijo una gachí. "Toma este sujetadó, lleva mi numbero apuntao", le dijo otra. El gachó, que tenía má mala cara que Romaní de dieta, ni miraba a las gachí, aunque pa mi que se apuntó el numbero de la del sostén en el móvi pa agregarla al guasa. El sujetadó no era de Amalia y por el tamaño, la muchacha meresía una oportunidá.

- Venía a vé al lide -le dije.
- Sin camisa y sin afeitar no se puede pasar -me contestó.
- Córcholis Roger, que somos de centro izquierda -le corrigió una vó que sonó de repente a mi espalda. - Este es Carmelo y viene a hablar con el líder, déjalo pasar, por la falda de Mafalda.

Giré la cabesa y me vi a un gachó con camisa blanca y perfestamente afeitao que me tendió la mano. Estuve a esto de trincarle el reló que tenía pinta de costá como tré paga de las mía. O cuatro. A tó esto, el gachó llevaba el reló a la derecha. Como las gachí. O como el rey nuevo.

- Amado líder -dijo cuando entramo- este es Carmelo, el gaditano al que estábamos esperando.

El líde estaba mirándose al espejo, ensayando sonrisa, poniendo morrito. Como una cuarentona hasiéndose un selfi. "Borja, te he dicho mil veces que no me llames amado líder. Líder a secas me vale" dijo con media sonrisa. Pero cuando se giró y me vio, la sonrisa se le borró de la cara.

- Un pobre - gritó. Creo que hasta emitió un grito de asco. Como cuando te come una almendra amarga. Y la almendra amarga era yo. Aunque no me comió, que quede claro. Pero es tan guapo que no sé si hasta me habría dejao. Bueno, no. El día que me deje comerme por un hombre, ese será Quique Miranda, por supuesto.

- Estimado líder -le dijo el ayudante-. Este es Carmelo. El gaditano que pidió.
- Jolines. ¿No había otra cosa? ¿No había un gaditano afeitado y con camisa clara? -se quejó.
- Adorado líder, somos de centro izquierda. Y usted y yo somos el centro y necesitamos a gentuza para que sea la izquierda. No se olvide que aquí han ganado los perroflautas.

Yo toavía estaba dándole vuelta a que Borja se supiera mi nombre. Tiene que sé verdá eso de que los de naranja son los protegio de los banco porque los banco son los único que lo saben tó. Los banco y mi Chari. Aunque a mi Chari últimamente he consiguió darle coba. Pero de eso hablaré otro día. Pero aunque estaba en mis cosa, me cosqué pa corrigí.

- No, no, no. Asquí ha ganao Nuestra Señora. Pero nos gobierna Kichín Salvochea porque a nosotro nos gustan las emosione fuerte. En Madrí una vieja, en Barselona una okupa y en Cádi un comparsista.
- Bueno, bueno. A ver, ¿cómo me habías dicho que te llamabas? ¿Juanelo?
- No, Juanelo es otro que si quiere sabé en que año escribió Paco Alba el pasodoble al Real Madrí, es tu hombre. Yo soy Carmelo -le contesté.
- Bueno, Carmelo, Juanelo. Da igual. Gaditano. A ver, necesito que me indiques cuál es la mejor manera para llegar al público de Cádiz.
- ¿De Juan Carlo te sabe algo? -le pregunté.
- ¿Don Juan Carlos? El rey ha sido un puntal de la democracia y ayudó a construir la Transición que es la etapa más importante que ha habido en la historia de España y cuyo espíritu tenemos que recuperar. Además, escogió a Suárez. Porque entonces no estaba yo, que si hubiera estado yo me habría escogido a mi y no a Suárez.

Esto va a sé má difísi de lo que creía, pensé. Si no sabía quien era Juan Carlo, hablarle de don Bustelo habría sido como cantarle la Internasioná.

- A vé, pero vosotro ¿no tenei un pograma o algo de eso pa las propuesta? -pregunté.
El líde se rio comedidamente, como cuando te tira un peo en casa de tu suegro que casi no quiere, pero te lo acaba tirando. Po iguá la risa del líde.
- No, por Dios. Programas. Eso es de la vieja política. Yo tengo una app en el iPhone y le meto la localización, enlazo la página web de los periódicos y la app me dice qué es lo que tengo que decir para convencer a la gente -me esplicó.
- Tonse, ya sabe: Cádi, www.diariocadiz.com, lavozdigital.es y palante -le reté.
- Es que no funciona, Gaditano, jope. Lo he hecho y me dice que la gente quiere que no haya Dios, que vuelva el Yuyu y que Martínez Ares se lleve un primero. Y es que no conozco a nadie de esa gente. Bueno a Dios, sí, pero no sé porque en Cádiz no quieren que haya Dios. ¿Es esto Gomorra? O peor, ¿es esto una Cataluña independiente?

Como había sacao el tema, yo aproveché pa meté basa en las procupasione reale de la gente.
- Cucha, no vea cómo está la que tenei en Cataluña. ¿Tú a la Arrimada te la ha arrimao? A que sí, bribón.
- Yo no creo en las cuotas de género. Las mujeres tienen que llegar demostrando su valía y su capacidad de hacer cosas.

Esa respuesta la interpreté como un sí. Pero tampoco me dio mucho tiempo pa interpretá que el líde tenía que salí pa la Fábrica Tabaco.
- Vamo andando, si no está lejo -le propuse.
- ¿Andando? Cómo se nota que eres pobres. Vamos en mi coche -me contestó. Y nos subimo a su coche, pero sin chófe ni ná, condusía él.

- Mi abuelo era piloto de rallis. Se montaba con mi abuela en el 600 y se ponía a 120 en la carretera del Ampurdán. A mi me gusta conducir.

Será por eso que tenía un Bemeuve. Nos montamo y el gachó fue tan rápido que yo me agarré del cacharro que tiene el asiento de copiloto arriba y hasta me se entumesió la mano. Qué sufrimiento. Nunca había corrio tanto por la Alameda. Ni siquiera el día que mi Chari me vio enmientra que estaba en lo oscurito con otra. Y mira que ese día fui rápido pa que no se coscara de que era yo.

- Bueno, Gaditano, propuestas. Propuestas. Que para algo has venido aquí -me dijo enmientra que metía quinta a la altura de Antonio Lópe.
- Yo lo mandaba al carajo tó -le dije.
- ¿Cómo que enviabas todo al pene? -me preguntó.
- Po eso, acababa con tó. El Senado. Al carajo. El Consejo Generá del Podé Judisiá, al carajo. Las diputasione, al carajo. El rey...

Justo en ese momento llegamo a la Fábrica Tabaco y del frenaso que pegó no pude terminá la frase. El líde salió del coche, miró el banderón que quitó Kichin Salvochea y despué volvió a poné, y yo creo que hasta se empalmó. En la puerta había una cola que ni pa las entrada del Falla. Aunque por la ropa y el estilito, esta gente eran má de consierto de Pablo Alborán en el castillo y cubatita en el Quilla.

El líde entró, Borja entró y cuando quise entrá yo, el segurata me paró. "Yo vengo con él", me atreví a disí.
- Con esas pintas. No te lo crees ni tú.

Grité el nombre del lide, pero no tuvo a bien volvé la cabesa. Me perdí el asto y toavía no sé si le convensió eso de mandarlo al carajo tó. Pero bueno, al meno sé que tengo hilo diresto con Moncloa pa los prósimo cuatro año.

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