Carmelopoli

jueves, 3 de diciembre de 2015

Alineasión indebida

Miércole, dié de la mañana. Estaba yo tan tranquilo en mi casa, y quien dise mi casa dise mi cama que, al fin y al cabo, es donde se cumplen toito mis sueño. De repente suena el teléfono. "Cuando salta al terreno de juego..."

- Sí, dígame -contesto con esa vó de malo de pelicula de mieo americana que me sale a mi resién levantao.
- Carmelo, miarma...

Evidentemente, ante eso ná má que puedo colgá el teléfono. Pero otra vé vuelve a soná la misma melodía "...el equipo amarillo se ve..."

- ¿Sí? -contesté
- No me vaya a colgá ahora, miarma que soy yo, el presidente de tu equipo.
- Espero que sea pa algo mu mu importante, porque yo no consiento que me llame miarma cualquiera -le respondí.
- Pa una cosa importantísima, miarma -me mordí los nudillo pa no pulsá el botón colorao del aifon-. La cosa está mu chunga, Carmelo, miarma.
- Amo a vé, Manolo, picha. La prósima vé que diga Carmelo, miarma, te cuelgo, por la gloria de Cotón, te juro que voy en serio -tuve que cortarle.
- Carmelo, miar... picha -restifiscó a tiempo- nesesito tu ayuda. Mi relasión con Pina está má chunga que la de la Sentía de Triana con la Primera Dama. El calvo desde que está en el trullo no me llama pa disirme qué tengo que hasé. Pa la supervivensia del Cádi tenemo que pasá la eliminatoria.
- ¿Que la supervivensia del Cádi depende de que le ganemo al Madrí? -le pregunté sorprendío.
- Sí.
- Po vé encargando las esquela -le asvertí.
- Tiene que hasé algo, Carmelo, miar... por Dió -me suplicó.
- Es que de ahora a esta noche es poco tiempo pa enseñarle a rematá a Wilson Cuero -le avisé.
- Algo te se ocurrirá -me dijo- en tus mano está el futuro del Cádi, miarma.

Y colgó, porque si no, le iba a colgá yo. Pero de lo arto del faro del Castillo San Sebastián. Totá, que la cosa queaba en mis mano. Me se ocurrieron diversa osione. Invitá a la plantilla del Madrí a ensaladilla de Las Paloma. Pero hasta con cagalera eran capase de ganarle al Cádi. También podía secuestrá a Isco, pero lo malo es que me pillaran y acabara en Puerto Tré con Bensemá. Me puse a curioseá por interné, a buscá cosa en la wé de periódico deportivo neutrale como el marca y el as, y de repente me se ensendió una bombilla.

Era que mi Chari se había levantao y había ensendio la lamparilla de la mesilla de noche. Pero al poco me se ocurrió una idea. Había una posibilidá. Era complicao, pero había que intentarlo. Así que cogí mi kit de cateto, mi camiseta del Madrí de Butragueño, los pantalone de chandal Humel de cuando Lasa le marcó el gol del medio campo a los palangana y me fui al Hotel Aslántico a esperá a que llegara el Madrí.

Cuando llegó el artobú me puse como un loco a pegá grito pa llamá la atensión pero no lo consiguí. Lo que pa mi era hasé el loco, allí resultaba de lo má normá. Es increible la gente cómo está con un equipo de furbo. Si al meno fuera la comparsa de Subiela. Pero no, un simple Real Madrí.

De toas forma, no me pasó como al cuadro de Los mojoso, no estaba todo perdido. Como Caracol en En Propia Mano tenía una carta guardá en la manga. De la otra vé que estuve en el Hotel Aslántico con el futuro presidente del Gobierno hise amistá con una chiquilla que trabaja allí limpiando habitasione y me dijo que Rafa estaba en la 411. Yo tenía mu claro cómo consiguí la atensión de Rafa. Lo llamé al teléfono de la habitasión.

- Rafa, soy Carmelo. Si en sinco minuto está en la esquina del teni te convidó a medio kilo de choco del freidó, pa ti ná má.

Rafa tardó cuatro minuto en llegá a la esquina del teni. Venía comiéndose un bocadillo. Le miré con cara de sorpresa.

- Esto es para matar el hambre hasta la hora de comer -me contestó a modo de saludo.

Yo pensé que pa matá el hambre de Rafa hay que clavarle una estaca, pero la cosa en Cádi no está pa hablá de muerte últimamente que iguá estamo asquí de ji ji ja ja y tu vesina de arriba lleva sinco año con la pata estirá y lo que huele malamente no son sus peo sino ella misma.

Totá, por el camino estuvimo hablando de sus cosa, que si el cuatro tré tré, que si la posesión. Pero no creerse que era furbo. El cuatro tré tré son los plato que él es capá de comerse, cuatro primero, tré segundo y tré postre. Y la posesión es quien se lleva má tiempo en el bate de su casa.

Llegamo al freidó. Nos pidimo, medio kilo de casón, tré cuarto de cocreta, un cuarto de empanadilla, medio de choco, cuarto y mitá de puntillita, medio de hueva, sei tortillita, cuarto de chipirone, un kilo de pescadilla y pa mi, aseituna. Rafa pidió agua, pero yo le dije al gallego que le echara ginebra, que tiene el mismo coló. Rafa disía que le sabía rara ese agua, pero yo le dije que eso era porque el vaso tenía mucha mierda y que el agua del grifo de Cádi venía puntaita desde lo que pasó en Loreto. De toas forma cuando probó el adobo, no le quedaron papila gustativa viva como pa fijarse en el sabó del agua. Al tersé pelotaso Rafa estaba má colorao que una breca del partido comunista. Al cuarto ya no se tenía en pie.

- ¿A quién va a sacá hoy? -le pregunté, como quien no quiere la cosa.
- A Cristiano Ronaldo -me dijo. Y depué se echó a reí.
- Déjate, de rollo, Rafa, que ere iguá de malo como humorista que como estrenadó -le contesté-. Saca al ruso, picha, que nesesita minuto.
- El ruso no puede jugar pfff -me dijo- está sancionado. Jajaja -y me pasó la mano por ensima del hombro. El moraso que llevaba era como el Madrí, de Champion Lí.
- Enga ya, Eso es del año pasao. Quién se va a acordá. Bebe agua, bebe agua -le dije. Se pegó otro trago.
- El rrrusssso no puede jugar, no puede, no puede jijijiji no puede jugar el rrrrrussssso, no, no, no...

Yo que tengo un master hecho en empinamiento de codo, etilisidá y morasibilidá sabía que Rafa estaba al pique de un repique. Nesesitaba un mínimo empujonsito. Le di un trago a la servesa, le oruté en la cara y Rafa cayó en reondo sobre la mesa. Aproveché pa rebuscá en los bolsillo. Tenía un papé con la alineasión de despué. 13 - 18 - 3 - 6 - 17 - 28 - 14 - 22 - 28 - 10 - 20 - 32. Taché el 32 y puse al lao el 21. Entonse cogí el móvi y llamé a Chendo.

- Chendo, que estoy asquí con Rafa en Las Flore y algo le ha sentao malamente. Vente a recogerlo que os tenei que ir pal Estadio.

Al ratito estaba allí Chendo. Lo cogimo entre los dó y lo llevamo arrastrando hasta la Catedrá. Pa mi que hasta nos cantaron una saeta cuando cogimo por Compañía cargando con ese gachó que pesaba má que el paso de la Santa Sena. En la Catedrá lo montamo en un tasi. Pal Carransa. Al despedirme, le dije a Chendo: "Tiene la alineasión apuntá en un papé en el bolsillo. Y me ha dicho que saque a Cherchiché".
- ¿A quién? -me preguntó.
- A Charniché -contesté.
- ¿A quién? -volvió a preguntá Chendo.
- Al ruso.

En el minuto tré del partio me llego un guasa al móvi. Era Chendo. "Menos mal que me lo dijiste. Qué gran entrenador es Rafa". Yo me sonreí pa dentro. El resto, ya lo sabei.

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