Carmelopoli

miércoles, 11 de noviembre de 2015

La rivera del líde (2ª parte)

Como os conté en la primera parte, la Siudadana presidenta me pidió que fuera a vé al líde pa lo que puso a mi disposisión un vehículo del Ayuntamiento. Cocretamente, un patinete de la pulisía, con su pulisía y tó. Por el camino ná má que pensaba "Como nos vea Gadufaki, cualquiera lo aguanta".

Totá, que llegamo al Hoté Aslántico y yo me bajé del patinete sin darle un besito ni ná al pulisia, aunque era la persona con la que má contasto físico he tenio en los último mese. En resesión pregunté por el líde. "Está en la suit", me contestaron. "Suba a la cuarta planta y siga la fila de mujere con traje chaqueta". Festivamente, en el pasillo de la cuarta planta había una colesión de mujere de esa que están escondia el resto del año, de las que son mu mayore pa ir de botellón pero mu jóvene pal Pokoloko. Carne de Toba y Orsai.

La humedá se notaba. La puerta del fondo estaba serrá, lo que en el resto de España es cerrada. Y un gachó cuidaba que nadie se asercara al lide. "Dale estas braga de mi parte", le dijo una gachí. "Toma este sujetadó, lleva mi numbero apuntao", le dijo otra. El gachó, que tenía má mala cara que Romaní de dieta, ni miraba a las gachí, aunque pa mi que se apuntó el numbero de la del sostén en el móvi pa agregarla al guasa. El sujetadó no era de Amalia y por el tamaño, la muchacha meresía una oportunidá.

- Venía a vé al lide -le dije.
- Sin camisa y sin afeitar no se puede pasar -me contestó.
- Córcholis Roger, que somos de centro izquierda -le corrigió una vó que sonó de repente a mi espalda. - Este es Carmelo y viene a hablar con el líder, déjalo pasar, por la falda de Mafalda.

Giré la cabesa y me vi a un gachó con camisa blanca y perfestamente afeitao que me tendió la mano. Estuve a esto de trincarle el reló que tenía pinta de costá como tré paga de las mía. O cuatro. A tó esto, el gachó llevaba el reló a la derecha. Como las gachí. O como el rey nuevo.

- Amado líder -dijo cuando entramo- este es Carmelo, el gaditano al que estábamos esperando.

El líde estaba mirándose al espejo, ensayando sonrisa, poniendo morrito. Como una cuarentona hasiéndose un selfi. "Borja, te he dicho mil veces que no me llames amado líder. Líder a secas me vale" dijo con media sonrisa. Pero cuando se giró y me vio, la sonrisa se le borró de la cara.

- Un pobre - gritó. Creo que hasta emitió un grito de asco. Como cuando te come una almendra amarga. Y la almendra amarga era yo. Aunque no me comió, que quede claro. Pero es tan guapo que no sé si hasta me habría dejao. Bueno, no. El día que me deje comerme por un hombre, ese será Quique Miranda, por supuesto.

- Estimado líder -le dijo el ayudante-. Este es Carmelo. El gaditano que pidió.
- Jolines. ¿No había otra cosa? ¿No había un gaditano afeitado y con camisa clara? -se quejó.
- Adorado líder, somos de centro izquierda. Y usted y yo somos el centro y necesitamos a gentuza para que sea la izquierda. No se olvide que aquí han ganado los perroflautas.

Yo toavía estaba dándole vuelta a que Borja se supiera mi nombre. Tiene que sé verdá eso de que los de naranja son los protegio de los banco porque los banco son los único que lo saben tó. Los banco y mi Chari. Aunque a mi Chari últimamente he consiguió darle coba. Pero de eso hablaré otro día. Pero aunque estaba en mis cosa, me cosqué pa corrigí.

- No, no, no. Asquí ha ganao Nuestra Señora. Pero nos gobierna Kichín Salvochea porque a nosotro nos gustan las emosione fuerte. En Madrí una vieja, en Barselona una okupa y en Cádi un comparsista.
- Bueno, bueno. A ver, ¿cómo me habías dicho que te llamabas? ¿Juanelo?
- No, Juanelo es otro que si quiere sabé en que año escribió Paco Alba el pasodoble al Real Madrí, es tu hombre. Yo soy Carmelo -le contesté.
- Bueno, Carmelo, Juanelo. Da igual. Gaditano. A ver, necesito que me indiques cuál es la mejor manera para llegar al público de Cádiz.
- ¿De Juan Carlo te sabe algo? -le pregunté.
- ¿Don Juan Carlos? El rey ha sido un puntal de la democracia y ayudó a construir la Transición que es la etapa más importante que ha habido en la historia de España y cuyo espíritu tenemos que recuperar. Además, escogió a Suárez. Porque entonces no estaba yo, que si hubiera estado yo me habría escogido a mi y no a Suárez.

Esto va a sé má difísi de lo que creía, pensé. Si no sabía quien era Juan Carlo, hablarle de don Bustelo habría sido como cantarle la Internasioná.

- A vé, pero vosotro ¿no tenei un pograma o algo de eso pa las propuesta? -pregunté.
El líde se rio comedidamente, como cuando te tira un peo en casa de tu suegro que casi no quiere, pero te lo acaba tirando. Po iguá la risa del líde.
- No, por Dios. Programas. Eso es de la vieja política. Yo tengo una app en el iPhone y le meto la localización, enlazo la página web de los periódicos y la app me dice qué es lo que tengo que decir para convencer a la gente -me esplicó.
- Tonse, ya sabe: Cádi, www.diariocadiz.com, lavozdigital.es y palante -le reté.
- Es que no funciona, Gaditano, jope. Lo he hecho y me dice que la gente quiere que no haya Dios, que vuelva el Yuyu y que Martínez Ares se lleve un primero. Y es que no conozco a nadie de esa gente. Bueno a Dios, sí, pero no sé porque en Cádiz no quieren que haya Dios. ¿Es esto Gomorra? O peor, ¿es esto una Cataluña independiente?

Como había sacao el tema, yo aproveché pa meté basa en las procupasione reale de la gente.
- Cucha, no vea cómo está la que tenei en Cataluña. ¿Tú a la Arrimada te la ha arrimao? A que sí, bribón.
- Yo no creo en las cuotas de género. Las mujeres tienen que llegar demostrando su valía y su capacidad de hacer cosas.

Esa respuesta la interpreté como un sí. Pero tampoco me dio mucho tiempo pa interpretá que el líde tenía que salí pa la Fábrica Tabaco.
- Vamo andando, si no está lejo -le propuse.
- ¿Andando? Cómo se nota que eres pobres. Vamos en mi coche -me contestó. Y nos subimo a su coche, pero sin chófe ni ná, condusía él.

- Mi abuelo era piloto de rallis. Se montaba con mi abuela en el 600 y se ponía a 120 en la carretera del Ampurdán. A mi me gusta conducir.

Será por eso que tenía un Bemeuve. Nos montamo y el gachó fue tan rápido que yo me agarré del cacharro que tiene el asiento de copiloto arriba y hasta me se entumesió la mano. Qué sufrimiento. Nunca había corrio tanto por la Alameda. Ni siquiera el día que mi Chari me vio enmientra que estaba en lo oscurito con otra. Y mira que ese día fui rápido pa que no se coscara de que era yo.

- Bueno, Gaditano, propuestas. Propuestas. Que para algo has venido aquí -me dijo enmientra que metía quinta a la altura de Antonio Lópe.
- Yo lo mandaba al carajo tó -le dije.
- ¿Cómo que enviabas todo al pene? -me preguntó.
- Po eso, acababa con tó. El Senado. Al carajo. El Consejo Generá del Podé Judisiá, al carajo. Las diputasione, al carajo. El rey...

Justo en ese momento llegamo a la Fábrica Tabaco y del frenaso que pegó no pude terminá la frase. El líde salió del coche, miró el banderón que quitó Kichin Salvochea y despué volvió a poné, y yo creo que hasta se empalmó. En la puerta había una cola que ni pa las entrada del Falla. Aunque por la ropa y el estilito, esta gente eran má de consierto de Pablo Alborán en el castillo y cubatita en el Quilla.

El líde entró, Borja entró y cuando quise entrá yo, el segurata me paró. "Yo vengo con él", me atreví a disí.
- Con esas pintas. No te lo crees ni tú.

Grité el nombre del lide, pero no tuvo a bien volvé la cabesa. Me perdí el asto y toavía no sé si le convensió eso de mandarlo al carajo tó. Pero bueno, al meno sé que tengo hilo diresto con Moncloa pa los prósimo cuatro año.

martes, 10 de noviembre de 2015

La rivera del líde (primera parte)

Estaba yo tan tranquilo en mi cueva cuando de repente llamaron a la puerta. "Carmelo, te buscan" fue el grito de mi Chari que lo mismo sirve pa cuando venga la pulisía a deternerme que cuando por fin dén los del Comando Miarma con mi casa. Me quité las lagaña y saqué la cabesa por el pasillo. En el umbral (buen escritó) de la puerta estaba el antiguo chófe de Nuestra Señora. "Tengo órdene de recogerte", me dijo.

Me vestí lo má rápido que pude con mis mejore gala (la camiseta del Cádi del asenso en Chapín y el chanda de tactel que mi Chari me compró por mi santo en el piojito) y me fui con él pensando si Nuestra Señora querría algo de mi. Aunque ahora que Nuestra Señora ya mandaba en la siudá meno que yo en mi casa, mestrañó. Me metí en el Peuyó. Si hubiera hecho un Passá no habría entrao porque desde que nos gobierna Kichín Salvochea yo me he vuelto superecologista. Al Gore a mi lao es un pirómano quemabosque. Joé, es hablá de Kichín Salvochea y venirse a la cabesa lo del pirómano. Paresco Fran.

- ¿Aónde vamo? -pregunté.
- A la Sona Franca. En la planta noble de Onda Cádi quieren hablá contigo.

Pa lo que ha quedao el chófe de Nuestra Señora, pa recogerme y llevarme a Sona Franca. "Es que tenía un hueco libre despué de recogé a dó pobre y llevarlo a Elcano", me dijo. Totá, que despué de crusá tó Cádi me dejó en la puerta de Onda Cádi. "Vaya despliegue de Mirian pa hablá cormigo", pensé. Llegué a la resesión de Onda Cádi.
- Soy...
- Carmelo de Cádi -me dijo la resesionista-. En la primera planta, en la puerta del fondo te esperan.

Es verdá esto de que me he convertio en una tuistar gaditana que me conosen en Onda Cádi. Subí las escalera, anduve (que bien conjugo los verbo, carajo) por el pasillo y llegué a la última puerta. Estaba encajá, lo que en el resto de la España antigua es entornada. Ya estaba yo un poco pitoso pensando en los dó beso que le iba a dá a Mirian y en que me iba a arrimá una mijita, tó lo que me permitiera ella, que yo soy un caballero, pero no el que jugaba en el Cádi y despué en el Córdoba sino uno de verdá, de eso que nunca haría nada que una mujé no quisiera y que, presisamente, por eso, nunca hase ná. Totá, que estaba yo en posisión de firme cuando golpé la puerta, abrí... Pero no era Mirian. Era la,  Siudadana presidenta.

- Hola Carmelo -me dijo-. Necesito tu ayuda.
- Perdone señora Siudadana. Pero yo no voy a comentá los pleno munisipale. Ante me ofresco a enseñarle a Martín Vila a cantá un cuplé -le interrumpí.
- No es eso, Carmelo. Es que hoy viene el líder y me ha pedido reunirse con alguien que le asesore para gaditanizar su discurso en la Fábrica de Tábaco. Y yo he pensao en ti. Un vehículo del Ayuntamiento te está esperando abajo para llevarte al Hotel Atlántico, si te parese bien.
- ¿Y si me parese mal? -le pregunté.
- No le puedes decir que no, al líder -me contestó.
- Po vale. Y dale recuerdo a tus Diego -me fui pensando en que no conosco a ni un Diego que no le haiga puesto Diego a su chiquillo. Pero ese es tema pa otro día.

Efestivamente, en la puerta de Onda Cádi había un vehículo del Ayuntamiento. En este caso un patinete de la Pulisía Munisipá. La vergüensa que pasé en ese patinete, agarrao al pitufo, crusando tol Paseo Marítimo, pa mi se quea. Y eso que yo de vergüensa ando má cortito que de dinero. Totá, que me bajé del patinete en la puerta del Hoté Aslántico con gana de conosé al líde.

Pero mi encuentro con el líde lo dejaré pa la segunda parte de esta historia.

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