Ayé no tuve invitao en mi casa por cuestione familiare. Má bien por cuestione de que mi familia siga siendo lo que es una familia, con su hombre de la casa (en este caso yo mismo), su mujé de la casa (en este caso mi Chari), su chiquillo (mi Sergio) y su yanki enganchá despué de mantené una relasión con la hija mayó que abandonó ya el nido familiá (en este caso la Cacelin). Que no digo yo que este sea el prototipo de familia como pa que los obispo convoquen una manifestasión pa defenderla. Y tampoco digo yo que no haiga familia con dó hombre en la casa, o con dó mujere o con lo que cá uno quiera meté en su dormitorio. La cosa es que esta es mi familia y es la que yo tengo que cuidá.
Por eso, cuando mi Chari me dijo, despué de la visita del Canijo: "Estoy hasta el coño de que invite a gente a casa, se coman tó y no dejen ni una bandeja de dulsesito, aunque sea de la pastelería Alameda". En ese momento yo entendí que tenía que tomarme un día de descanso pa que se apasiguaran los ánimo que quea mucho Carnavá por delante y no tengo gana ya de inisiá el Carnavá de calle con el mosqueo de mi Chari. El mosqueo que llegue, como siempre, cuando me cuelo por casa la madrugá del lune pal marte a eso de las sinco y pico de la mañana trá setentidó hora desaparesio en combate. Que alguna vé me ha dicho mi Chari: "Tu sabe que a las setentidó hora te pueden dá por muerto". Lo que pasa es que yo le respondí "Si me biera visto hase hora y media, tú también me habría dao por muerto".
Totá, que el marte escuché en mi casa rodeao de mi familia esa masnífica sesión en la que me encantó el pasodoble de Don Bustelo a Jesú Monsón con
los superabuelo. También me gustaron mucho la
comparsa de Quiñone (má flojita en letra que el primé día) y la parodia a German del
cuarteto del Gago. Bueno, y por supuesto la
chirigota del armario. Y la
comparsa del Yona, que le falta una mijita pa está arriba, pero cantó con mucho gusto.
Sobre Juan Carlo no sé qué disí, porque llevo desde el marte con doló de cabesa tratando de entendé el segundo pasodoble. Aunque ahora que
me he enterao que lo quiere dejá, me da cosa meterme con él. Aunque si se va, que se vaya con una comparsa una mijita más disna.
De toas forma, yo no podía permitirme dejá este bló sin astualisá má de un día, que ya si no me dan caña y, por eso, tampoco podía está má de un día sin invitaos a mi sofá. Asín que, aprovechando que la ministra Chacón estaba de maniobra en Cádi probando susmarino, la llamé pa invitarla. Ella es una de mis personaje preferio y estando por asquí me paresía de mala educasión no invitarla a casa. "Carmela, pero traete un detallito chochete", le avisé despué de que asestara mi invitasión. "Ten en cuenta que yo soy, supercatalana", me contestó. "Bueno, po traéte algo que mangue en el trabajo".
Se ve que la gachí no estaba en el despacho sino en el barco que se trajo a un infante de marina peruano que lo dejó puesto en posisión de firme (menuda es la Chacón pa esas cosa) en la entradita enmientra que nos tragábamo toa la sesión.
Pa empesá la sesión, se quedó anonadá con el
Coro del Futuro. "¡Cantan guay del Paraguay! En mi próxima supertoma de posesión, los invito para que me canten el himno del estado español". "Eso es imposible", le dije. "¿Por qué? Si ellos imitan megachachi los instrumentos con la boca para cantar el himno". Yo no me refería a eso, sino a que me paresía imposible que Setapé volviera a ganá con la que hay liá. Pero preferí no disirle ná, porque era mi invitá y no estaba bonito.
Llegó la chirigota de
Los político y yo temí que se mosqueara un poco con la crítica tan dura que hase este año Luí María. "No, si a mi me gusta oir la voz del superpueblo. Es como que superedificante", me dijo. Aunque hablando de cosa superedificante, el sentro comersiá de vente planta que va a montá Nuestra Señora en donde está el Hiper Cádi, en la Sona Franca, eso sí que es superedificante de vente planta. Vuelvo al tema, que cuando escuchó la presentasión se fue al baño y ya no salió hasta que llegó la siguiente comparsa. "Me he tenido que retocar el maquillaje, por el osea". "¿Por el osea?", le pregunté. "Por el oséano que en el barco me he mojado toda la cara y tengo la base como que a superparches.
"Esta comparsa la escribe un hombre de má de ochenta año", le dije pa impresionarla ante de que saliera
Un paseo por el tiempo. "Pues me parece supermal. Hay que dejar un lugar a la gente joven, que si no, no vamos a acabar con el paro nunca". No, si vosotro no vai a acabá con el paro nunca, aunque don Enrique se retire, pensé yo pa mi. Pero no le dije ná, porque cuando estoy con una ministra delante, me siento un poco como Germán en Onda Cádi. Tó me parese bien.
Le encantó la
chirigota del Vera Luque. Buenos má que no cantó ningún pasodoble de los suyo en contra del ejérsito. Aunque cantó el primero crítico con España que le gustó meno que el segundo crítico con la Nebrera. "Yo no soy iguar que la Munserrá, yo curtivo todo los asentoh" dijo queriendo imitá a un gaditano. "Presisamente es eso lo que má coraje nos da, Carmela, que nos traten de imitá", le dije yo. Y ella se quedó un poquito triste pero ensiguía con los dó cuplese se vino arriba.
Cuando se enteró que yo conosco al poeta de
Los prenda me quiso pidí el teléfono. "O sea, ¿tú crees que harán un buen precio por los nuevos uniformes de mujer para el superejército del Estado español. Ahora que el presupuesto esta como que superagotado". Entonse yo le espliqué que por mucho que le viera el metro colgao del cuello, esta gente no cosía ni un botón. También le tuve que esplicá que el putiferio del segundo pasodoble se refería al concurso del Falla que ella estaba viendo. "Pues yo no he visto ningún tipo de superrelación sexual sobre las tablas de este superteatro Falla". "Gran Teatro Falla, Gran Teatro Falla", le corregí.
De la chirigota de
Las barconera, como tol mundo, se quedó encantá con la fachá de la Viña. "Me parece superbien que haya tantas mujeres cantando", dijo emulando a la Bibi. "Ponte las gafa, chochete, ponte las gafa, que son tíos disfrasao". La verdá que se aburrió un poco aunque trató de disimularlo lo mejón que pudo pa que nadie se enfadara con ella.
"Ahora viene la comparsa de Subiela", le dije. Y cuando salió a esena
Vose me preguntó cual era Subiela. "Ese de enmedio", le señalé. "Ay, qué superartista. Que es el que hace la letra, la música y encima canta en medio", dijo. "No, Carmela, él no hase ni la letra ni la música", le corregí. "Entonces, ¿por qué es la supercomparsa de Subiela? ¿Porque él canta chachi?". "No presisamente, Carmela, no presisamente". Con la duda se quedó hasta el finá, porque tampoco es que yo sepa esplicarle por qué la comparsa de Tino es la comparsa de Subiela. Pero le gustó, sea como sea, le gustó. "Cantan, superbien".
Con la chirigota
Virgen a los 40 noté yo que se estaba queando un poquito traspuesta. La verdá que era una monería verla echá asín sobre mi hombro y es que la Chacón tiene un punto. Aunque sea catalana. Lo que pasa es que, en sabiendo que mi Chari estaba pululando por allí la tuve que dispertá ante de que se pensara otra cosa. "Si tiene sueño, te llamamo un tasi pa que te recoja, pero te va a perdé a Antoñito Martín". "No, es que estaba un poco supercansada. Pero yo aguanto hasta ver a superAntoñito Martín". Si Antoñito Martín fuera super, seguro que sería mu parsio al Caleti Man del cuarteto del Morera, pensé yo pa mis adentro, pero no le dije ná, porque no tenía gana de esplicarle tol tema.
"¡Qué superdisfraz!" comentó cuando vio en esena a
La mare que me parió. A la comparsa de Martín, no a mi mare que eso sería de Cuarto Milenio. "¿De qué van?", fue la siguiente pregunta y en ese momento la mandamo callá pa escuchá la presentasión y porque creo que no tendríamo cojone de esplicarle de qué va esa comparsa. "Te juro por Snoopy que me ha puesto los pelos de superpunta", me dijo al escuchá el primé pasodoble. Con el segundo mi Chari se puso en pie, hiso la ola, empesó a pegá bote. "¿Por qué está tan superalegre?" me preguntó otra vé la Chacón. Entonse le espliqué la historia de Martín y Martíne Are. "Entonces es como si el Partido superPopular gana las próximas elecciones supergenerales y a Trillo lo nombran ministro del superejército del estado español y habla bien de mi". Lo había comprendio a la perfesión.
Con la sesión serrá se dispuso a irse. "¿Te llamo a un tasi?" "No hace falta Carmelo. Tengo el tanque aparcado en el supersubterráneo de San Antonio". Se iba sin el infante de marina. "Carmela, que te olvida al peruano". "No, si era mi superdetalle por vuestra invitación. Total, para lo que hace en el supercuartel", repondió. Pero al finá acabamo insistiendo y se lo llevó porque nosotro no queríamo pa ná un infante de marina en casa. Al meno, yo no.
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