Sonsacando

Mi Chari había prasticao un auténtico ejersisio de consiensiasión preparando una sita auténticamente histórica porque esa nocha había invitao a la Vane y al Piter a sená y nos había leío la cartilla a mi Sergio y a mi. A la Bicho, no, aunque la Bicho también se quedó sená que se ve que en mi casa se dan las condisione de lú y humedá adecuá pa la conservasión de ese cardo, porque se lleva allí tol puto día.

La verdá que el Piter estaba un poco cortao. Entre que estaba en la casa de sus futuro suegro y que de gaditano no hablaba ni una palabra, po el gachó estaba a verlas vení. Eso sí, uando llegó me apretó la mano que me dejó los deo blandengue como serpentina y porque estuve rápido y lo esquivé porque tenía la intensión de darme un abraso y si ese gachó me da un abraso me pone el riñón en donde está el esofago y el esofago me lo saca por la boca.

El corte no le quitó al gachó la jambre. Se sentó y cogió la fuente de ensalá pensando que era toa pa él solo y despué se jamó medio kilo filete con papa, cuatro huevo frito y un poquito sandía. Un poquito sandía dejó, que cogió la sandía y dejo ná má que la muestra. Pa mi que se comió hasta las pipa.

Enmientra que comíamo, mi Chari se lansó a las labore diplomática con esas pregunta asurda que se hasen cuando se intenta dá rodeo a las cosa pa no disí lo evidente.

- ¿Te gusta Cádi?

- Yea, yea. Cadis guanderfú.

- Ira lo que sabé disí en españço. Piter, dirle a mi mare lo que yo te he enseñao.

Yo me agarré fuerte a la mesa porque si contaba tó lo que la Vane le había enseñao había que ponerle dó rombo a la sena.

- Ou yeah. ¡Ese Cádi joé!

Yo disimulé ante el ridículo del muchacho enmientra que mi Chari se reía con unas carcajá má falsa que una comparsa del Yuyu.

- ¡Qué grasioso! De asquí a ná está sacando un romansero -dijo mi Chari.

- Este no nesesita palo pa darle al cartelçón -respondió mi Sergio.

- Ou yea. No palo, no palo -el Piter repetía como un papagayo.

Y entonse la Bicho desatá comensó a preguntá tó lo que queríamo sabé pero no nos atrevíamo ante las estrita recomendasione de mi Chari.

- ¿La tiene tan grande como disen?

Y la Vane miró indisimuladamente el cacho bagué que quedaba en la mesa y mi Chari se llevó las mano a la cara, entre sorprendía, indisná y maravillá.

- Pero, ¿se le levante? Porque a mi me han dicho que tan grande...

- Como el puente Carransa cuando pasa Elcano.

- ¿Y hasta cuándo estai en el Fransia Parí?

Yo empesaba a temé por el indisimulao interé de la Bicho en el Piter y su bagué tostaito. A vé si le iban a salí cuerno negro a mi Sergio. Ademá, que ese gachó tan negro con esa gachí tan blanca sólo podían dá niño grise.

- Hasta mañana -respondió la Vane segura de su superioridá sobre la Bicho, que entre toras cosa era má que evidente.

- ¿Mañana se vuelve a su paí? -pregunté yo con ilusión.

- No, pero si él de asquí.

- De la calle Lubé, por los cojone-ya me había saltao toa las normativa previa de mi Chari.

- Que el vive en la base, en Rota.

- Má o meno como te tiene a ti. Tó rota. - El chiste de la Bicho provocó división de opinione. Mi Chari estaba indisná, yo anonadao y Piter no se enteraba de ná. Mi Sergio tuvo que defendé a su Bicho.

- Omá, no le pegue má pataita a Blanca que despué no vea los cardenale que le salen.

- ¡Ji, ji, qué grasiosa la grenlin! Vive en la Base y tiene un piso en El Puerto y yo me voy a viví allí hasta que nos casemo.

Cuando oí aquellas palabra, me levanté, abrí las ventana y respiré jondo. La Vane hablando de boda, con lo carísimo que sale eso y los malo recuerdo que me trae. Y seguro que ni me propone sé padrino ni ná.