Cruse de asera

Cuando escuchamo girá una llave en el picaporte nos cagamo por las pata abajo. Mi Sergio y la Bicho estaban en el cuarto ensayando el pupurrí de Los que salimo por gusto y mi Chari y yo en el salón viendo La que se avesina. Habí dó osione. O una banda de rumanocosovare había robao nuestras llave, le había hecho copia y ahora trataba de entrá pa llevarse mi colesión de sinta de carnavale, que es lo que má való tiene en mi casa... o sólo cabía otra posibilidá.

- ¡Hola omá! Hola Carmelo. Este es Piter.

Y por la puerta entro un negro que cabia por la puerta de canto y agachao. No vea el gachó. Era como Diarrá ese del Madrí pero en grande y en ancho. Llevaba unos pantalone de chanda de tré talla má, unos poco de collare de oro colgao en el cuello y una camiseta de tirante enseñando los braso que eran como dó colusna del balneario, con los grafiti ya hecho y tó, que tenía el nota un tatuaje (en verde, pa que se viera con el negro de la pié) en el braso isquierdo que entre dó corasone ponía VANE.

-Jai mumi! Jelo broder!

Mi Chari y yo nos quedamo un poco sorprendío. Bueno yo me quedé con la boca abierta como los leone de COrreo. Yo no sé qué carajo había pasao en Estado Tó Unido de Norteamerica pero yo mandé pa allá una hija liviana con su novia yanki y me venía de vuelta la mima hija pero ahora con gusto un poco distinto. Habia cambiao a la rubia masisorra por un negraco con pinta de ir bien despachao. Mi Chari, sin en cambio, reasionó rápido:

- ¿Tenei hambre? ¿Vai a sená asquí?
- No, omá. Yo hoy me he comio tó lo que tenía que comerme. Ademá estamo mu cansao.

La mirá de mi Chari debió sé má clara que un discurso de Castelá porque la Vane le respondió:

- Pero no te preocupe que Piter ha cogio una habitasión en el Fransia y Parí y nos vamo pa allá.

Se fueron por endonde habían venio y dejaron en mi casa el silensio má asoluto. Má que cuando la Buena Muerte se recoge por San Fransisco y con la manivela bajan la crú. Má incluso que cuando el Cosio le da al punteao en la presentasión de la comparsa de Subiela. Un silensio que sólo se rompió cuando mi Sergio salió del cuarto, tó despeinao y sudoroso y dijo:

- ¿Quién era?

- Tu hermana con Piter.

- ¿Y quien es Piter?

- El nuevo novio negro de tu hermana.

- Ahhh.

Y al disí esas palabra mi Chari y yo nos miramo sin sabé sin reí o llorá. Pero mi Chari, que por su Vane tiene pasión comensó el discurso:

- Lo que una hija deside va a misa. Un pare y una mare están en el mundo pa ayudarla si se esquivoca, como hombro en el que llorá, como poyadura pa los malos momento.

- No, si de poyadura ya va ella bien servia.

- Carmelo, ni un cachondeo con la rasa del Piter. Es el novio de tu hija y yastá. ¿O va a sé tú rasista ahora?

- Mi Chari, por Dió, que yo jamá en la vida he hecho rasista. Que yo compro los compas a los negro de COlumela y me llevaba toa la ropa del chino de San Fransisco hasta que lo serraron. Yo no soy rasista, pero es que yo creo que no se va a integrá en Cádi. Que asquí hay mu pocos negro, y ninguno con esos braso que paresen farola de la lú.

- Seguro que no tiene poblema. No está jarto tú de disí que Cádi es una siudá abierta y tolerante.

- Ahí lleva rasón, que disian los Borracho. Pero sigue sin convenserme. No podré tené nieto gadita auténtico.

- ¿Por qué no? Amo a vé ¿por qué no?

- ¿Tú ha visto algún manigueta negro? ¿Tú ha visto algún ortavillita negro? Es que ni segunda negro hay. Ni bombo, que de bombo entra cualquiera. No hay ni siquiera un bombo negro en la historia del Carnavá.

- ¡Anda que no! Acuérdate de Los mandingo, Voses negra,
Guasa cubana, los negritos musicale, los hijos de la tierra, Batusi,... Hasta cuarteto de negro, ¿o no te acuerda de los auténtico Micromachine?

- Lo que me faltaba a mi. Un nieto negro y cuartetero. Ademá, que tó eso eran pintao.

- Po mejón porque ya tienen uno sin pintá y eso que se ajorran. Va a salí en toas las comparsa de negro que saquen. Iguá sale con Martíne Are.

- Que pa ese entonse se habrá ruinao y habrá vuelto al Carnavá y a la tienda.

Mi Chari me había tratao de convensé, pero yo no lo terminaba de tené claro, aunque, siguiendo con su frase, si una hija deside cambiá de asera, los pare ná má que pueden esperá a que cruse por el paso de sebra.