Veneno que no se cura

Ayé cuando me disperté de la siesta tenía un mensaje en el contestadó. Ante yo era de los que no apagaban nunca el móvi, pero como la gente de las empresa esta que llaman pa ofreserte una oferta puntera, puntera e irrechasable no son de dormí siesta y siempre llaman a la cuatro y media la tarde, a la vigésimo quinta vé que me llamaron desde Amena pa que pusiera mi móvi a su nombre, desidí que mi móvi se iba a echá una siestesita cormigo.

Llamé al un dó tré, que no es que Kiko Legá haiga vuelto a hasé el pograma ese de las chavala con gafa grande y faldita chiquetita, sino que ese es el numbero de mi contestadó y salió la vó de la gachí esa malage que dise "Tiene un mensaje nuevo". Un silensio y otra vó, mucho má gaditana y mucho má conosia: "Carmelo. Si las prisa son mala consejera, porque nadie que prisa tuviera, pudo disfrutá de la esensia, de quien tiene consiensia, en la mágica sentensia de mi Cádi trimilenaria, cuando me encuentro en Candelaria la rasón de mi penitensia con prisa busco al menda, que me pueda ayudá a arreglarla y esijo su presensia en mi tarde divina, que te espero sin pamplina a la sai en mi ofisina".

Juan Carlo me reclamaba. A vé qué tripa se le había roto esta vé. Me vestí tó lo corriendo que pude, cogí la mobilete y me aserqué a Cortadura pa evitá llegá tarde porque lo úrtimo que podría yo queré es mosqueá a Juan Carlo que con el pronto que tiene es capá de echarme de Cádi y quitarme este bló. Totá, que a la sai y sinco estaba yo en la puerta de su ofisina pero me llevé una sorpresa cuando vi que estaba serrá con la baraja medio echá. Miré por lo bajini y vi que Juan Carlo estaba dentro. "Abre Juan Car, los que te van a ayudá, te saludan" dije yo, a modo de homenaje a aquella Ruina Romana que tanto disjusto le dio al amigo Aragón. Juan Carlo ordenó al Careca que abriera la puerta y me dejaron pasá.

"Coño, Juan Carlo. ¡Vaya medida de seguridá! Parese esto un aropuerto. Este año no hay cojone de que te roben el pasodoble". Le dije yo pa rompé el hielo, aunque Juan Carlo siempre ha hecho de los que han preferío rompé el hielo echándole en lo arto un buen chorreón de Jota Bé. "El que a mi vera trajo la mala fortuna, no puede buscá escusa alguna, pa resarsí mi persona del doló que me dejó en el corasón el agobio continuo y contante de quien me cabeseaba ante y ahora quiere sé mi amigo, por má que yo le digo, que nuestras vida son pasao, y aunque yo lo haiga echao por cojone quiere siguí cormigo". 

Estaba yo digiriendo la parrafada de Juan Carlo cuando vi asercarse una silueta que me resultaba familiá perseguía por un montón de cacha de chavala. El de la silueta se agachó pa mirá por debajo de la baraja y comprobé que, efestivamente, era el Catalán. "Ahí tiene el fruto de tu insistente insistensia que por má que la siensia descubra remedio de male, no hay remedio que me quite el grano este que me ha salio en toa la punta de la polla". Ea, Juan Carlo, ya te salió el alma de cupletero. Qué hombre, vaya forma de cambiá de registro. El Lobe vestío de Jeky era un mierda comparao con la capasidá que tiene el Aragón pa pasá de la poesía pura al borderío estremo, incluso en la misma frase. 

Yo ya había castao el mensaje. A pesá de que el Aragón había echao al Catalán, no había manera de que Paquito Trujillo dejara tranquilo a Juan Carlo y, como responsable que había hecho yo de su juntamiento, tenía que colaborá en su definitiva separtasión. Juan Carlo ordenó al Careca que me abriera la puerta pa podé charlá con el Catalán. Éste, aprovechando la oportunidá, trató de colarse dentro del bá pa suplicá a Juan Carlo que lo reasmitiera pero cuando ya estaba arrodillao besando los pié de Juan Carlo el Potera y el Kuko llegaron al corte y lo sacaron en volanda.

La verdá que a mi me daba pena la situasión del Catalán, pero no la terminaba de entendé porque la otra vé me había dicho que él no quería volvé a salí. "No puedo, Carmelo, no puedo está un año sin salí. Yo me imagino un febrero sin que nadie me diga "Catalán, guapo" en un tablao y es que me entra la depresión. Ira cómo será la cosa que tengo asquí un punto negro y no me he echao ni crema ni ná, que estoy deprimío pensando que las niña se pueden olvidá de mi..." La situasión era má grave. El veneno del Catalán no era veneno de Carnavale sino veneno de fama. De pronto me se iluminó una bombilla dentro de mi selebro (esto es una metáfora, que yo no voy a dosiento vente de corriente lestrica). "Ya tengo la solusión. He encontrao el sitio adecuao pa ti".

Del tirón me fui pa la biblioteca. Yo no acostumbró a visitá esos sitio, pero en un caso despeserao puedo hasé una esesión. Recorrí toa las planta pero no lo encontré. Si no estaba en la biblioteca sólo podía está en un sitio: en misa. Me vine del tirón pa la iglesia del Carmen y ná má que escuchá cómo sonaban esos acorde de guitarra tocando "Un pueblo es, un pueblo es..." me di cuenta de que estaba arriba. Me fui pa afuera a esperarlo pa disirle al Catalán que se alejara un poco y que me dejara a mi esplicarlo tó. 

Cuando salió de la iglesia me saludó como siempre "Carmelo, Arriba España". Es que Luisito es de los que se tumba en La Caleta sin gorra ni ná pa está cara al só. Yo le respondí como siempre también "Arriba de Marrueco y debajo de Fransia". Ante de que me empesara a rajá del Setapé, los sindicato y esas cosa me fui del tirón al grano. "¿Cómo tiene de sitio la comparsa pal año que viene?" le pregunté. "Carmelo, se han ido unos poco pero aunque yo tes quiero un montón, pero tú ere mu feo y mu viejo pa salí con nosotro". "Si no es por mi, Luí". Puso mala cara. "Tu chiquillo, tampoco, Carmelo, que el Sergio no sabe hasé falsete. Ademá, que es mu joven, primero habría que sederlo a una comparsa de preliminare pa vé si el año que viene podría entrá en nuestra convocatoria".

"Que no es por nadie de mi familia", le repliqué. "Es un amigo. Bueno, un amigo. Un conosio. Que tiene mucha esperiensia y se ha quedao sin comparsa. Nesesito que le eche una mano". "¿Pero da el tipo pa salí con nosotro? ¿Se depila el pecho? ¿Se pone cremita? ¿Compra colonia de la de Hugo Bó? ¿Tiene retocá las seja?" Yo a tó le repondía moviendo la cabesa de arriba pa abajo, como disiendo que sí. "Entonse me interesa, ¿quien es?" Le hise gesto al Catalán pa que se asercara. El Rivero miró con mala cara. "¿El Catalán? Es que el hermano me dejó tirao el año pasao y mira lo que nos pasó que ni entramo en la finá, ni ná". 

"Espérate que eso lo arreglo yo. Paco, ¿tu hermano el chico, qué va a hasé este año?" "Po no sé, porque tiene una oferta pa hasé el catálogo del Kiabi". Vamo a mi casa y le preguntamo. Nos asercamo y lo cogimo justo cuando salía pal espá de la calle Rubio y Día a relajarse con los baño eso términco. Se lo esplicamo tó y nos dijo que él estaría loco por volvé a salí con Luí y má toavía si salía con ello su hermano. El Rivero daba palma con las oreja. "Te he dejao el grupo medio encarruchao, picha. Pero todavía os digo má, si llamai al Julián seguro que vuelve, que lo de Latinoss ha vendío menos disco que la rubia de Operasión Triunfo".

Allí los dejé a los tré pensando si llamá al Julián enmientra que hablaban de sus cosa de metrosesuale, que tú que crema usa pa las arruga de espresión, que cuá va desodorante va mejón pa no manchá las camisa negra, que si el aseite de almendra era lo má puntero pa despué de depilarse que no se irrite la pié... Y deseando vé el año que viene la comparsa la fastoría, que al meno de imagen y cuidao fasiale, promete.