Buscando protesión

El primero que se coscó fue el Angelín que, como él dise, me conose como si me biera parío. "Carmelo, tú está mu raro, a ti te pasa algo". "Mu raro, ¿por qué? Angelín" "Carmelo, picha, que viene por toa la calle Ancha girando la cabesa cada dó paso y en las esquina te ha parao a mirá pa un lao y pa otro como si estuviera crusando la Avenida a la altura del pabellón nuevo. Ademá, con las ojera esa que tiene, tú no está durmiendo bien".

Tenía toa la rasón del mundo porque llevo dó día sin dormí y no presisamente porque esté desgastando mis riñone en empujone y contraempujone con mi Chari que má quisiera yo. Tampoco es que me esté quedando hasta las tanta pa vé las pinículas guarrona que ponen en el ONO a partí de la una. Y no me encuentro bien, estoy nervioso. No consigo juntá dó hora seguida de sueño. 

¡Con lo que yo ha hecho que me acostaba viendo Onda Cádi y ante de que saliera por primera vé Nuestra Señora ya estaba estroncao! Si mi dispertadó cogió baja por depresión porque no le hasía ni puto caso. Y es que pa dispertarme a mí temprano tenía que vení toa la banda de los Polilla a tocá a mi casa. O la comparsa de Quiñone, pero la de ante, la de Ramoni, Careca, Caracó. Po ahora tengo pesadilla. Voy por la calle y viene un nota que no conosco de ná y me pega un guantaso. Asín, por las buena. Y estoy intranquilo, miedoso, cagao,... Pa mi que Cádi era la cuna de la tranquilidá, que en el Diario ponen cuando un gachó vende pescao en una esquina porque no hay notisia de suseso chunga. Poa hora estoy en peligro.

Pa colmo me cuelo en el bá del Gordo y al cabrón no se le ocurre otra cosa que disirme. "Carmelo, te han estao buscando por asquí". Me cambió la cara y me se puso como los calsonsillo un viejo entre blanca y amarillenta y un poco cagá. Siguió. "Pero no era pa ná bueno, porque paresía indisnao". "Y tú qué le ha dicho", le pregunté con meno vó que el cotnralto de una comparsa de Cuenca. "Lo que digo siempre, que viene alguien en plan chungo preguntando por tí. Que no te conosco" me contestó con una sonrisa. La verdá que yo le tengo dicho al Gordo que si vienen preguntando por mi y no es mi musa Pá Padilla, que diga que no me ha visto nunca porque sólo puede sé uno al que le debo dinero. Y ahora uno pa pegarme. Le pregunté cómo era. "No sé, Carmelo, no me fije. Era jovensito". "¿Estaba fuerte?" le pregunté por lo que me interesaba. "Si te digo la verdá si lo veo entrá no lo distingo. Eso sí, venía cantando algo asín como ..la luna le dijo al má, tates quieta y no te mueva, deja asquí la Catedrá..." Estaba claro, era quien yo pensaba.

Si ante estaba fatá, ahora estoy peó. Ya cuando no me dejo caé en la balaustrá de La Caleta no vaya a vení alguien por la espalda. En el bá del gordo he cambiao mi posisión y en vé de ponerme donde siempre, me dejo caé en la paré en una parte donde puedo vigilá la puerta y tengo abierta las vía de huida. Voy por la calle con las gafa de só y si alguien grita mi nombre no le devuelvo el saludo pa no identificarme. Estoy pensando en llamá a Prosegú. O pedí protesión pulisiá.Podía aprendé karate, eso de "dá sera, pulí sera" aunque creo que eso requiere esfuerso y sudá, y tampoco tengo tanto miedo.

Iguá me cambio la identidá, dejo de sé Carmelo, me hasen documentasión nueva y me dan otra casa con otra familia. Eso lo he visto yo en las película cuando alguien corre peligro. Pero tiene que sé en Cádi, que yo no estoy dispuesto a cambiarme. Ya sé lo que sentía el Bati cuando el Chupa le iba a meté mano. Ya sé lo que sienten los testigo protegido de la mafia. Ya sé lo que sintió Juan Carlo cuando vio vení al Catalán pa pegarle el cabesaso. Perdón, eso no, que ahora el Catalán ni nombrarlo. No vaya a sé que este indisnao se mosquee má y me amenase, en vé de uno, con dó guantaso.