Este fin de semana es especiá en Cádi porque llegan las amoto. Hay carrera en el circuito de la provinsia de Cádi y la gente de toda España y parte del más allá estranjero aprovechan la circunstansia pa visitá Cádi, porque ya se sabe que tol mundo está deseando vení a Cádi y solo nesesita una escusa. Y las carrera esta del sircuito que hay al lao de Arco es una fantástica escusa.
Cádi es tierra de amoto. En ningún sitio del mundo hay más amoto por habitante que en Cádi. Cuando en Cádi un chavá cumple los diesisai año sus padre le dan dinero pa que se compre una amoto de esas que llevan el escape libre hasiendo un sonido tan espesiá. Porque Cádi suena a ola y a tubo de escape de vespino. No es por dar por culo, es que de esa forma los padre pueden está tranquilo porque saben donde está su niño. "Mira Mari, eso que suena es la Vespino del Jorgue, ya tiene que está al llegá. Pon las papa a freí".
A mi me encantan las amoto, lo prefiero a los coche por la sensasión de velosidá, con el viento en la cara y porque Cádi es una siudá perfesta pa tené amoto que no dan ningun poblema de aparcamiento. Yo voy con mi amoto y encuentro sitio en cualquier lao. El poblema es que el ensendio de mi mobilete está un poco chungo y pa arrancarla tengo que ponerme en San Jose esquina Solano y tirarme cuesta abajo y la mobilete no enciende hasta pasao el oratorio de san felipe, que los niño que están allí jugando a la pelota me disen: "Carmelo, pisha, quítale la perla a la bujia". Porque en Cádi hasta los niño saben de mecanica. Tengo que llevarla al tallé del Escapachini, el que está en Sacramento, pero es que con el chapú, la comparsa, la semana santa y ahora que me he metio en esto del espasio sibernetico es que no tengo un minuto.
Mi Sergio sí que aprovecha esta fiesta de las amoto. El se compró hase dos año un casco que vale más caro que mi mobilete y como ni tiene amoto ni ná, coge el tren y se va pa la motorada del Puerto. Por lo visto se liga un montón allí entre los motero y las niña que van a vé a los motero. El tiene novia, la Silvia, que es la hija del Pepillo y la Rosi la del Refino, pero como es un poco golfo la llamó anoche y le dijo: "Silvia, quilla, que no me encuentro mu bien, hoy no salimo, ¿vale?" Cogió, se puso gomina, una chaqueta de cuero, el casco, me pidió die euro, yo le di sinco y se fue pal Puerto.
Esta mañana ha llegao con un cabreo del carajo. Por lo visto no se ha comío ná y pa cormo se ha encontrao a la Silvia con un motero que por lo visto la iba a montá en su amoto esa misma noche. Al finá mi Sergio tendrá que vendé el casco, porque me parese a mi que no le va a cabé.
Comparsa El Brujo, ensayo general
Hace 5 años
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