¿Quién es la última?

Ya está abierta la plasa. La má mejón plasa de Andalusía, de España y del mundo entero de lo bonita que ha quedao, que uno va allí y no sabe si comprá o chupá las parede que la plasa no parese de hormigón sino de caramelo. Una plasa perfesta. Ha quedao mu bonito y mu luminoso que te puede poné en el pasillo de la carne a cogé el solesito. Y cuando llegue el verano y pegue el lorenso direstamente, las mojarrita van a salí frita del mismo puesto.

Es verdá que ha costao lo de abrirla, que la bemo inagurao unas poca de vese, pero es que cuando se hase una obra de esta categoría, de este nivé, hay que pregonarlo bien pa que tol mundo se entere. Al finá fue ayé, el 15 de disiembre, la fecha difinitiva de la apertura y fue una fecha perfesta. Lo primero porque está en las puerta de las navidade y era una hermosura vé esos puesto lleno de sigala, langosta y langostino, aunque yo no terminé de enterarme si el marisquito era de verdá o era de foame, y eso que con la lú que entraba en la plasa, se veían tos los detalle del género porque si te fijaba podía darte cuenta si las breca eran macho o hembre, si era breca o breco, como diría Nuestra Señorita.

La fecha también resultó mu bien escogia porque fue el día má frío del año y asín, aunque no funsionansen la nevera, el pescao no se iba a echá a perdé. Lo malo es que, con el frío que hasía, ningún pescao era fresco sino que estaba tó congelao. Hasta las gamba que vendía el Chicla eran gamba con gabardina y con el queso de oveja te regalaban un jeseisito de lana de la misma oveja, pa podé aclimatarte.

Son las cosa de los vendedore de la plasa que siempre están atento a los detalle y por eso les llaman detallista. Ahora má que nunca, porque con la plasa nueva están vestio de uniforme. Los pescadero con la ropa asú, los frutero con la ropa verde y los carnisero con el uniforme rojo. No como ante que tú veía a un tendero de la plasa y no sabía si trabajaba en la plasa o hasiendo mudansa. Ahora no, ahora están vestio como se vestiría un coro que fuera de vendedore de la plasa en la mejón tradisión carnavalera de nuestra tierra. Alguno estaban pa verlo porque no se habían puesto un uniforme desde que hisieron la mili o la comunión que ya los má jóvene ni siquiera han hecho la mili y no se han hecho hombre.

Aunque fueran fecha de navidade, en verdá la gente compró poco, porque en Cádi estamo má tieso que la picha de un soldao y las langosta se volvieron a guardá. Es lo malo de la plasa tan bonita como está, que no parese una plasa sino un museo y la gente va por allí ná má que a verla y a paseá que había una cantidá de gente que ni el día sinco de enero en el Museo de la Barriada de la Pá. Por el bien de la plasa, yo espero que no se convierta en el Museo Sentrá.

Es una de las queja de los vendedore, que la gente se gastó poco. También se quejaron de lo que pesa la baraja, del frío que hasía en la plasa. Iguá que ante se habían quejao de que el suelo no tenía inclinasión, de que los fusible no funsionaban, de que si llueve va a entrá agua en la plasa. La cosa es quejarse y es que en vé de detallista habría que llamarlo quejista. Sólo están a ese nivé los campero, que son los gachone que má se quejan en el mundo. Si llueve porque llueve habrá mucho produsto y bajará el presio, si hase frio porque hase frio y se congelan las fruta y si no cae una gota porque se seca la cosecha. La cosa es que no hay nunca un campero contento que diga "Joé, qué buena cosecha he cogio este año. Me vi a forrá". Como no hay un tendero de la plasa que diga "No vea la pechá de vendé que me he dao. Con lo que he ganao hoy ya tengo pa la entrada del la tele de plasma".

De toas forma, es mucho mejón esta nueva que la carpa que había ante que cuando la sierren la podremo utilisá pal Carnavá como carpa porque con el olorsito a pescao que ha dejao, no se persibirá el pestaso a meao que deja la carpa un lune de coro. Quedarán en la memoria los apretujone que se han dao en esa carpa y la cantidá de rabo que alguno han puesto y que nadie me mire a mi, que las gachí que van a la plasa están mu pasá hasta pa mi, que yo prefiero las bulla pa entrá en el Pocoloco.

Pero compensa la pérdida del gusto carná, porque esta plasa tiene una grandísima ventaja: el bá. Le han puesto un bá en la primera planta, con unas cristalera presiosa con la que se puede controlá si el pescao que está comprando mi Chari (cada uno la suya) es fresco o descongelao. Ademá, ayé aprovechando la inagurasión y la alegría de tol mundo saqué unas poca de conviá. Yo ná má que disía cuando veía por el bá a alguno de los detallista "¡Qué puesto tan bonito tiene. Y qué fresco se ve tó!" y el susodicho me disía "Grasia Carmelo, tómate algo a mi salú". Unas poca de conviá en una astuasión disna del gran Capitán Cocleta de Cádi. Creo que ayé batí su recó de conviá y llegué con tal basilón a casa que ni me di cuenta de que el casón que me puso mi Chari era del Carrefú y má que casón paresía chicle. Es lo que tiene no adobá el casón y ponerlo a la plancha. Aunque llamá a lo que yo comí ayé casón es como llamá alcalde a Rafaé Román.

Pero no vi a contaro mis avatare gastronómico, que no soy yo el Obeli. Estoy asquí pa hablá de la plasa y a la plasa sólo falta ponerle un nombre, porque lo de Mercado Sentrá de Abasto queda chungo. Y sobre nombre, yo lo tengo claro. Como la otra plasa se llama Nuestra Señora del Rosario, yo creo que es evidente el nombre que le tienen que poné a esta. A vé si tenemo má suerte que con el segundo puente que prefirieron a La Pepa.