Coasione

Ya dije en mi pó anterió que mi vida no podía siguí sufriendo las coasione y los agobio generao por la situasión en la que estaba. En verdá me estaba ajogando en un vaso de agua porque, en el fondo, yo no había hecho ná. Asín que me desidí a ponerle solusione a mis poblema que se resumían en dó ámbito.

Por una parte estaba sufriendo un claro caso de acoso sesuá por parte de la cuñá de mi cuñao. Una gachí que, por mu buena que estuviera, no compartiría nunca cama cormigo. Porque yo no puedo retosá como un perro con alguien que no se sabe la presentasión de Oye mi Canto y que es incapá de cantá la última cuarteta del pupurrí de Las viuda. Eso es el mínimo de requisito que yo esijo en una gachí, por mu duro que tenga el culo y mu grande que sean sus teta. Pa mi el gaditanismo es una condisión esensiá.

Fueraparte de que yo estoy casao y bien casao y ella también. Aunque en Alcalá de los Henare se estile lo de colgá los abrigo de lana en los cuerno del mario, yo eso no lo consiento ni puedo contribuí a ello. De toas forma, con ese tema había poca solusión. No tenía sentido irme a la gachí y disirle "Quilla, que nos quiero ná contigo", porque ella podía utilisá esas palabra pa generá una historia que no biera esistio y acabá perjudicándome. Que una mujé despechá es mu mala. No es que yo tenga esperiensia en despechá a mujere, ni siquiera en despacharla, que nunca he trabajo en la plasa ni he tenio ésito entre el género femenino. Pero eso es el abesé (con grapa) de las relasione hombre-mujé. Por esa parte, lo único que me queaba era isnorarla, evitarla y esquivarla porque al fin y al cabo, de asquí a final de mé estaba de vuelta a la sombra del Quijote.

El otro poblema era la Vane. Despué de haberme visto en aquella posisión tan poco decorosa con la Almubuena me estaba chantajeando emosionalmente. Coasionando mi libertá de movimiento. Que acabábamo de almorsá ella me miraba y yo tenía que recogé la mesa. Que tenía gana de una servesa y estaba a punto de gritá "Mi Chaaaaaari, tráeme una Crúcampo fresquita" la hija de su mare (mi parienta) me echaba una mirá y tenía que levantarme por la birra. Que me se ocurría responderle a mi suegra alguno de sus pildoraso, la Vane me disía "Carmelo, respeta a los ansiano". Eso lo disía con un poquito de maldá, porque ella con su abuela tampoco se lleva tan bien desde lo de la Cacelin. Pero era asín con tó. Tan servisiá y respetuoso que hasta mi Chari había empesao a sospechá. "Carmelo, tú está mu raro. Tanto recogé la mesa, tanto levantarte al frigorífico. ¿Tú no me estará poniendo los cuerno?" Yo negué con la cabesa y callé, porque esa conversasión no me interesaba.

Totá, que tal y como estaban las cosa, la única solusión pa mis poblema era hablá con la Vane. De pare a hija. Si es que ella es mi hija, que es algo que no termino de crerme. Pero bueno, al meno aparese asín en la partida de nasimiento. Totá que esta mañana cuando mi Chari había ido a la plasa, me fui pa ella y le dije:

- Vanesa, quiero hablá un momentito contigo.

- ¿De qué? ¿De tu numberito en la playa con la guarra esa? -contestó ella con mu mal caraste. Si es que se parese a su mare.

- Vanesa, hija, que yo no estaba hasiendo ná malo, que sólo le estaba poniendo crema.

- Aro, con la polla como la porra un picoleto.

- Eso es un fenómeno físico, incontrolable -tiré de medisina pupulá.

- Ya veremos si a mamá le parese incontrolable.

- Pero, ¿se lo va a disí a tu mare? ¿Qué nesesidá hay?

- Po que sepa lo que hase su mario cuando ella no está.

- De verdá, que yo de siempre le he hecho fié a tu mare, y si me se ocurriera serle infié no iba a ir a La Caleta pa haserlo -traté de rasoná con ella.

- Eso disen tós y despué te lo encuentra en la cama con otra, juntando los meao. Tos los hombre soi iguale -y entonse se echó a llorá.

Al verla llorá asín, dudé si abrasarla, pero me lansé. Al fin y al cabo la partia de nasimiento dise que yo soy su pare y ella se meresía un poco de apoyo.

- No me diga que el negro...

- Sí, Carmelo, sí. Con una fransesa pelirroja en la cama...

- ¿Lo sabe tu mare? -le pregunté.

- No, y no se lo diga que me da mucha vergüensa. Ella se cré que su hija es perfesta y al finá tengo má cuerno que la paré del salón de Morante.

Ya estaba, el poblema de la Vane era que se identificaba con la mare porque el Pite le había hecho infié. El negro cabrón. Bueno, en este caso la cabrona era la Vane. Yo traté de aconsejarle, de ayudarle, pero no sabía que disí. Me se ocurrió la frase má habituá:

- Pero tú no te procupe, si hay má hombre que clase de yugure.

- Aro. El Fernando me puso los cuerno. El Pite iguá. La única que me ha querio a mi he hecho la Cacelin. Lo que yo echo de meno a la Cacelin y lo mal que la traté.

Entonse salió de mi interió el alma romántica que yo tengo de habé escuchao tantos pasodoble de amó de Martíne Are. Y le dije que se lansara:

- Si eso es lo que siente. Díseselo. Vete a los Estado tó Unio. A su casa y se lo dise -le propuse.

- Pero, ¿no es má fási que la llame por teléfono? -ojetó ella.

- Esas cosa hay que disirla de verdá, cara a cara -a la Vane se le fue dibujando una sonrisa que se le ensombresió como la calle Ancha a partí de las siete de la tarde cuando se dio cuenta de los poblema.

- Y ¿cómo voy a su casa? Ella está en América y yo no tengo un leuro.

Pero de nuevo estaba el Carmelo pa solusionarle el poblema:

- Tú no te procupe, que yo tengo un dinero guardao de lo que ganamo con la última comparsa y que tu mare no sabe que está porque yo lo tenía reservao pal tipo de mi prósima comparsa, pero como está la cosa, yo prefiero dártelo a ti y que tú haga buen uso de él.

Y me fui pa un cajonsito que yo tengo secreto en donde ante guardaba los vidio guarrone, pero que desde que está el interné lo uso pa escondé el dinero y se lo di. Vendrían a sé má de mil leuro.

- Grasia Carmelo... Grasia opá.

Y me volvió a disí opá. Y eso vale má que los mil leuro. Eso y que me se quite del medio por un par de mese pa que yo pueda recomponé un poco mi situasión personá y que tos olvidemo los acontesimiento del otro día en La Caleta.

- Pero no le diga ná a tu mare de que te lo he dao yo. Ni de que te va a América. Tú dirle que te va de viaje con unos amigo y yastá. Que si no, despué hay que escuchá a tu abuela.

- No. No te procupe que no le diré ná de ná -me dijo, enmientra que me guiñaba el ojo-. Porque aunque como pare sea un poco desastre y como marío sea un inúti, en el fondo ere un buen hombre que quiere a su familia.

Eso son los piropo propio de la familia de su mare, que no se sabe si te alaban o te ponen como los trapo. Pero me da iguá. Que esta tarde ya ha ido a buscá avión y en ná se quita del medio. Hasta con un poquito de suerte vuelve con la Cacelin, que yo la echo mucho de meno y hasían mu buena pareja.