Manga

Tanto hablá del salón del manga, del salón del manga que ayé me propuse asercarme pa conosé eso. A mi una esposisión sobre mangoneo, trinque y raterismo me paresía lo sufisientemente originá como pa echá un ratito de la mañana de domingo. Lo que no me pegaba mucho es que fuera en San Felipe Neri que esa gente del colegio de cura siempre han hecho de cogérsela con papé de fumá, pero bueno también es verdá que mucho de los político de Cádi que hay ahora estudiaron en el Colegio San Felipe y esa gente de mangá sabe tela.

Me preparé pa visitá el salón del manga y dejé en casa el móvi, el reló, la cartera, el monederito y hasta las llave porque en un sitio como ese consagrao al trinque y el robo lo lógico es que haiga una jartá de ratero y no era plan que me trincaran las llave y se llevaran el portati y me dejaran sin podé hasé mis pos gaditano. Mi Chari no se quiso viní porque ella no sale de casa sin el bolso y no se fiaba de llevá el bolso a un sitio como ese. 

Por el camino pa la avenida me puse a hasé mis pensamiento de cómo podría sé un salón del manga en San Felipe. Yo me imaginaba que la entrada sería por la puerta laterá la de Marianista Cubillo y la parte de los campo de furbo estaría dedicá a los político, que, al fin y al cabo, son los grande espesialista del manga en el mundo entero. Aquello debía está dividio en están pa cada partio, que en eso del mangoneo político, la cosa está má igualá que el concurso del premio Luca. Allí cada partío podría esplicá tó lo que habían trincao en sus distinto año. Filesa, Juan Guerra, Naseiro, cada pasillo con su nombre puesto en homenaje a esos mito del manga político.

Justo al lao de los campo de furbo, endonde están los campo de furbito y de balonsesto, tendría que poné otra carpa dedicá a los ayuntamiento. Estarían representao tó los consejale de urbanismo de España y allí esplicarían cuanto cobraban por urbanisasión, cuanto cuesta legalisá un chalé en plena playa, por cuánto sale contruí en un parque protegio... Las cosa de los consejale de urbanismo pero con unos panele informativo grande, como en la Espo con poguerpoin y otra tesnologia punta. Tendría que habé un siclo espesiá de conferensia dirigio por Roca el de Marbella y pa que partisiparan también el de Estepona, los de Baleare y los canario, que a la hora de trincá van con retraso de una hora, pero cuando echa cuenta han cogio lo mismo. 

En la parte del pabellón habría que reservarla pa los banquero que le gusta el manga pero en su versión má de en encubierto. Allí tenían que está tós, desde los que cobran un leuro de comisión por tené el dinero guardao hasta los banquero americano eso que se han gastao tol dinero que la gente que ajorraba les había dejao. Supuse también que habría un sitio pa los mangone de siempre, los que te sacan la navaja en un descampao, los que te quitan la cartera en el artobú, los rumano que entran en casa con un basoka y dó lansamisile,...  

Ese era mi planteamiento de un salón del manga. Una espesie de convensión universá de gente que le gusta lo que no es suyo. Un poco como mi primo Cristóba que le gustan toa las mujere que no son la suya, pero en versión dinero. Con esa idea llegué hasta San Felipe pero me lleve una sorpresa. Allí no estaba ni el Puita, ni el Solitario, ni siquiera la gerente de Urbanismo de Estepona. Y es que resulta que el manga no tiene ná que vé con el trinconeo ni el mangoneo sino que el manga son los comi japonese, como los Mortadelo y Filemón en versión de ojito achicao. Por eso ná má que había un montón de pibe vestio de negro y unas chavala disfrasá de unas cosa mu rara, como si Jeidi trabajara ahora en un clus de los de lusesita roja. 

Resumiendo, que aquello no era una reunión de político, banquero y raterillo sino una gran reunión de friqui. Si ya lo disía yo que desde Jose Gonsale, en San Felipe no habían hecho ná bueno por Cádi. Mi salón del manga, probablemente, encajaría mejón en la barriada de la Pá, o en el Serro del Moro. Yo dejo ahí la propuesta por si alguien la quiere, que seguro que se llena, porque anda que no hay mangante en España.