Carmelopoli

domingo, 7 de septiembre de 2008

Sorpresa, sorpresa

La vida te da sorpresa, sorpresa te da la vida, ay Dió. Eso disía un cansión de los tiempo en que Nuestra Señora aún correteaba por los campo de Cantabria sin pensá en cómo iba a solusioná los poblema de Cádi. Po si la vida te da sorpresa, la que me he llevao yo esta madrugá ha sio de marca mayó.


Serían las sai de la mañana cuando la hija puta de mi vejiga me ha obligao a levantarme. Cuando era joven me pasaba yo toa la noche sin tené que levantarme pa meá ni aunque me biera pimplao media produsión de Crúcampo y ahora, con la edá, despué de compartí litrona con el Angelín esa noche ya está la vejiga dando punsá. Enmientra meaba sonó la puerta. Mu temprano pa llegá mi Sergio un sábado a las sai de la mañana, pero tó es posible. Totá, que salía del cuarto baño cuando escuché a mi Sergio mandá callá a alguien. Me hise un poco el tonto pa encontrármelo en el pasillo y pegarle el susto a él y a la Bicho acaramelaito ante de que le enseñara el repertorio de Los picha de Cádi, pero el susto me lo llevé yo. Efestivamente, mi Sergio vinía acompañao. Má bien, arrastraba con él un bulto humano con el pelo largo y rubio. El bulto levantó la cabesa me vio y dijo "Holaaa Carrrrrmelo". 

¡No era la Bicho, era la Cacelin! Me quedé blanco como el culo de Iniesta. "Schhhhhssss. Que va a dispertá a mi mare". Y arrastrando a la yanki abrió la puerta y la metió en su cuarto. Ante de serrá, volvió la cara y me susurró "está borracha, mañana te cuento". Yo me volví a la cama con las pestaña má separtá que las paleta de Agustín el Soleta ante de que le pusieran el aparato.

Quien no me conosca podría pensá que con la sorpresa no pude volvé a cogé el sueño. Eso es quien no me conose, porque yo a las sai de la mañana no hay sorpresa que me quite el sueño, ni encontrarme en mi salón a Martíne Are escribiendo un pasodoble pa la comparsa de Juan Carlo Aragón.  Lo que sí que me dispierta a mi es el oló a tostá y sobre tó si sale de mi cosina. Me levanté y vi a mi Sergio delante la tostadora y al lao una bandeja con la tarrina mantequilla y el bote sumo. 

Levanté las seja como el de sincuenta por quinse y mi Sergio me contestó: "Espérate que le lleve el desayuno a la Cacelin y ahora te cuento". Me quedé sin reasión porque si biera reasionao le habría recomendao que le llevase un tersio de servesa pa la resaca. Se metió en su cuarto, dejó la bandeja, volvió a la cosina y me esplicó su versión, que es má o meno como cuando pone Canal Sú y te cuenta lo que ha hecho Chave.

Resulta que endejando a la bicho en su casa, volvía pa la nuestra cuando pasando por la plasa San Antonio vio de lejo a la Cacelin por la calle Ancha, con un cartón de tinto en una mano y dando cambeyá.  Él se iba a hasé el tonto pero vio que había dó kinki alrededó dándole la brasa y pa evitá que se aprovecharan de ella, se asercó y espantó a los kinki. Se pusieron a hablá y como estaba mu malamente le dio penita y se la trajo a casa, pa que durmiera.

- Pero, ¿te la ha tirao? -pregunté yo yendo al grano.
- Opa, que yo tengo novia.
- Pero es mu fea.
- Que no, opá, que yo no me aprovecho de una mujé borracha ná má que en situasione desesperá.
- Entonse, ¿ná de ná?
- Opá, si yo me tiro a la Cacelin, me la corto despué, porque no puedo hasé ná mejón con ella. 

Totá, que el cojone le había dejao su cama a la Cacelin y se había acostao en el cuarto de la hermana. Ni una teta le había cogio el picha floja. De toas forma, no tenía la consiensia mu tranquila porque me dijo:

- Pero no le vaya a disí ná a Blanca de esto que te he contao.
- ¿A quién?
- A mi novia.
- No te procupe que yo seré una tumba.
- Y tengo que preguntarte otra cosa. ¿Tú cré que convenseremo a omá pa dejá que la Cacelin se quede unos día asquí?

Le iba a disí la verdá, que no, que ni loca la iba a dejá mi Chari quedarse en la casa, pero le di esperansa: "No sé, espérate a que se levante y se lo pregunta". Como buen traidó, cobarde, temeroso de mi Chari, viendo la que se podía liá ante la propuesta de mi Sergio y la reasión violena de mi Chari, me quité del medio. 

- Me voy a paseá, que me ha dicho el médico que tengo que andá -le dije como escusa a mi Sergio y desaparesí toa la mañana dándole tiempo a mi Chari pa que desatara toa su furia y despué se calmara, que no tenía gana de aguantá un cabreo de mi parienta, asín que hasta las dó y media no volví a aparesé por mi casa.

La sorpresa númbero equi má tré del día fue encontrarme a la Cacelin sentá en el sofá y su saludo:

- Hola Carrrmelo. Tu Charrri dejarrr vivirrr Cacelin en casa tuya.

Miré a mi Chari como si acabase de escuchá un cuplé grasioso de Quiñone.

- Lo he hecho por ti -me gritó.
- ¿Por mí, carajo, si yo no te he dicho ná?
- Por ti y por tu Sergio que yo sé que estai mu sensible con lo malamente que lo ha pasao la chavala. Y que yo también tengo mi corasonsito.
- Si yo no lo dudaba -le dije tratando de halagarla una mijita.
- Ademá, que la Cacelin me va a ayudá con las cosa de la casa. ¿Verdá Cacelin?
- Si Charrri. Yo haserrrr todo lo que Charri no darr tiempo.

Y entonse yo me imaginé a la Cacelin haciendo una cosa que a mi Chari nunca le da tiempo de hasé y pensé que pueden vení tiempo interesante en mi casa. Aunque yo no sé cómo lo hase mi Chari que ná má que verme la cara me dijo:

- Carmelo, que la mando de vuelta pa América. 

3 comentarios:

Bermauntier dijo...

Tú no pierdes una hija, ganas una ex-nuera. ¡Qué alegría de vida! Contigo, Los Serrano esos podría haber hecho seis o siete temporadas más.

Anónimo dijo...

Carmelo picha me gustaria mandarte un par de leuros, pero de momento lo ùnico que puedo mandarte es un saludito sin mariconà...

Raul Junquera.

Paco Lainez dijo...

Carmelo pisha, en que coño estarias pensando tu cuando la Chari tuvo que decirte que la mandaba de vuelta pa los estates unios.
Ja,ja, satiron, satiron, menudo guarrete que estas tu hecho.

Menos mal que tu santa te conoce y te vigila, sobre todo por tu bien.

Que te pue da un infarto si te pasas guarroneando con lo que no puedes o no debes.

Saludos desde El Bierzo

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