Carmelopoli

lunes, 24 de mayo de 2010

Perdio

Érase una vé un grupo de gente que se perdió. De ahí el nombre. Era gente que, en prinsipio no tenía ná que vé. Bueno, sólo una cosa, era gente de Cádi. Entre ello sí tenían relasión. Estaba, por ejemplo, la que le depilaba la seja a Martíne Are. También estaba la suegra de Juan Carlo, el dentista de Espárrago y la peluquera de Benito, el polisia de prosimidá del Barrio Santa María, aunque a lo que le tiene verdadera prosimidá es a la tele, porque lleva ya má reportaje que Migué de la Quadra Salsedo, el último el del Canal Sú, al que, por sierto, le pusieron dó copla de don Bustelo, asín que me alegré un montón por la parte proporsioná de lo que habrá trincao el bigote que se ha mosqueao con má gente en la historia del Carnavá. Y también el que mejón pasodoble ha hecho, que una cosa no quita la otra y ya sabe don Bustelo la asmirasión que le tiene este aprendí de comparsista.


En verdá los gaditano no se perdieron sino que iban en el Talgo de Cádi a Madrí y el tren descarriló en un momento dao, murieron una jartá de viajero pero sobrevivieron unos poco, los protagonista, que se quearon en una sona desconosida pa ello. Era un territorio auténticamente inhóspito Al prinsipio pensaron que era una isla desierta, pero por má que buscaban el agua no había manera de encontrá ni un cachito de oséano. También pensaron que era un sitio en el que no había vida pero, despué de jartarse de andá por un descampao se encontraron con unos piso y un carté que ponía Montequinto, pero aquello no era un monte y no se encontraron ni un quinto de servesa. Ni siquiera un quinto de los de la mili.

Ese es en el punto en el que comiensan las incosnita y los secreto de la historia. Los gaditano, que ya he dicho que eran un grupo mu diverso, porque, ademá de los que he mensionao, también estaba la gachí que le vende los calsetine rosa a Chiqui Pére Peralta, el callista de Andy y Luca y uno de los manigueta del Perdón, se sienten asolutamente perdido, fuera de sitio. El callista, que es el médico, empiesa a erigirse como el jefe del grupo y los organisa pa buscá alimento y alojamiento. Sin en cambio, en lo de buscá alimento fracasan porque el grupo se pone a pescá en un río que se encuentran allí en medio y lo único que cogen es frío.

Pa lo del alojamiento, ven una esplaná tó grande y allí cogen unos palo que hay y unas lona y montán una casa. Están tranquilo durante un tiempo, pero al cabo de tré semana aparese un montón de gente que le copian la idea y empiesan a montá otras casa paresia alrededó, pero esa gente la adorna con unas tira de papé en los techo y le pone mesa y silla de maera, hasta que un día llegan unos estraño sere vestio como los pulisia munispale y los echan de allí pa que otro grupito monte su caseta en el mismo sitio en el que la tenían ello. Eso aunque la peluquera dise que ella conose a Benito, pero los munisipale de aquel sitio no le hasen ni puñetero caso. Ni los munisipale ni la gente de allí porque los chavale, les piden que les dejen pasá a sus caseta y esto le contestan que, si no tienen invitasión no pueden entrá.

La verdá que la convivensia con los autostono del enclave es bastante complicá. Al prinsipio los gaditano se asustan porque escuchan que los nativo disen miarma, miarma y se cren que les van a dispará. Pero son pasífico. Bueno, meno un par de día al año, que la mitá se viste de blanco y rojo y la otra mitá de verdiblanco y se ponen a tirarse piera, darse con palo y lansarse botella. Son los único día en los que no están tranquilo. Bueno, tranquilo dentro de lo que cabe, porque despué de que lo echaran de la esplaná van buscando sitio donde volvé a asentarse y encuentran un terreno en una sona que se llama Pá y Amistá. Montan su entramao pa quearse allí, pero a la mañana siguiente, cuando se dispiertan les han robao tó. No tienen ni ropa, ni caseta, ni lona, ni palo,... Amo, al dentista de Espárrago le han quitao hasta el diente de oro.

Totá, que la cosa sigue pa alanete. Un grupito trata de contruí una barcasa y echarla al río pa vé si asín pueden volvé a Cádi. Sin en cambio, su intento fracasa porque en ese momento pasan dó piragua a toa velosidá, una con los gachone de verdiblanco y otra con los de blaquirrojo y le hunden la vía de escape.

Es sierto que la convivensia es difísi, pero lo má duro es el verano porque descubren que en el enclave en el que están perdío hase má caló que dentro del horno La Gloria. La suegra de Juan Carlo es la primera en fallesé porque no puede soportá el peso de la caló. De hecho, en esos día los único que quean por las calle de aquella siudá son unos negro vendiendo pañuelo en cada semáforo. Pero lo peó no es eso, lo peó es que con la caló surge del alquitranao de las calle una espesie de humo oscuro que provoca en alguno de los gaditano una estraña situasión y comiensan a llamá las cosa como si fueran Los Otro. A los cargaore los llaman manigueta; a los penitente, nasareno; a las aseituna, oliva; chalequito a los jerseise; a los teni, botine. Ensima repiten miarma, arsa y ole los valiente. Son las trágica consecuensia del "humo negro" que hase que se pierdan algunas vida del grupo de los gaditano.

Llega otra vé la primavera y la cosa se estabilisa. Con el rose entre los gaditano alguna de las piba del grupo se quean preñás pero alguna acaban espichándola porque no quieren que su hijo no nasca en Cádi y se tiran de lo alto de un puente en el que siempre están pasando una jartá de coche. La vida con los nativo no siempre es sensilla, porque son gente mu rara. De hecho, los gaditano se refieren a ello llamándole Los Otro. Hay mucho con el pelo engominao y los risito en el cuello que miran con cara de despresio a los gaditano. Otro se asercan cariñosamente pa ofreserle algo de alimento y pidirle que canten unas coplilla de Carnavá. Cuando acaban siempre le disen la misma frase "Uy, con lo que a mi me gusta Cádi, que tengo una casa en el Paseo Marítimo". Pero cuando los gaditano le piden que los lleven allí, les responden que no.

En marso sobreviene otro gran cataclismo. De repente las calle se llenan de gente mu arreglá, en traje chaqueta ello y vestido pa ir a un bautiso las gachís. Ensima los pulisia locale se dedican a persiguirlo pa que desaparescan de las calle y no las ensusien. Cogen a unos poco, pero otros logran escapá, hasta que el maniguete del Perdón muere de un infarto provocao por la impresión de vé el paso de una virgen en la calle y esa manera tan estraña de moverse.

Pasa el tiempo y el grupo de gaditano cada vé má queando má perjudicao. Sólo quean unos poquito que son los único que han lograo resistí. Sin en cambio, un día peculiá descubren un autobú cargao de chavale vestio con la camiseta del Cádi que ha ido a jugá contra un equipo de los nativo. Al vé a gente de la tierra, los perdio se van pa ello y les cuentan la historia a lo que los cadista les responden que les había pasao lo peó que le puede pasá a un gaditano, perderse en Miarmalandia. Los que han sobrevivio regresan a Cádi y descubren que esa es la vida reá, y que lo que han pasao en los último año era como el infierno pero peó. Y asín se acaba la historia que es verdá que deja abierta algunas incosnita, pero es que, con los finale, nadie se queda satisfecho.

3 comentarios:

Marisa Pérez Muñoz dijo...

¡¡Pobres!! Vaya un calvario que les tocó.
Es una historia que engancha más que el velcro de pinchos desde que empieza hasta que no acaba.

Besos.

Marisa

Valdepeñitas dijo...

Cuando se tocan tantos temas no es de extrañar que algun pó salga un puntito surealista... Pero esta noche me llega la noticia del fallecimiento de la madre de Antonio Martinez Ares. Y el Bló del Carmelo le va a mandar un abrazo grande a Antonio en estos momentos de dolor. Un abrazo grande como la familia de carnavaleros que no solo se unen p'a cantiñear unos cuplés. Dicho queda.

Marisa Pérez Muñoz dijo...

Descanse en paz.

Besos.

Marisa

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