Carmelopoli

miércoles, 19 de mayo de 2010

El vasio

Ayé pasé un mal día. No fue por el levante. No fue porque me doliera ná. Al meno físicamente. Lo que acabaron dolíéndome fueron la sentraña. Y no pensei malamente que a mi no hay manera de llegarme a la sentraña por ningún lao. Bueno, sí, por la amistá y por la familia. Por ahí me pueden herí la sentraña.


Resulta que ayé bajé a dá un paseíto por Cádi. Uno de eso que a mi me gusta dá con tranquilidá y hablando de mis cosa con mi cuñao Angelin. Debatiendo sobre si Garsón estará bien en La Haiga, si se notará el día que los funsionario hagan huelga o si Cádi está má bonita en mayo, en junio o en julio. Como mi ojetivo era hablá un ratito con el Angelín po me fui a su casa a buscarlo, lo llamé al telefonillo pa que bajara pero lo cogió su parienta. Lo que pasa es que ella es mu poco discreta y no tapó el auriculá cuando le avisó al Angelin de que yo estaba esperándole y mi cuñao le dijo que me dijera que no estaba.

Me quedé como una falda de Carlo de Inglaterra: a cuadro. El Angelín no quería ná cormigo. Traté de reponerme y siguí adelante con mi paseo aunque ahora tuviera que hablá cormigo mismo en individuá, como los loco. Cuando ya tenía la boca seca de tanto hablá cormigo mismo po me aserque al bá del Gordo a vé si me conviaba a una servesita de Crúcampo. Sin en cambio, el cabrón del Gordo no me quiso invitá. Es má, me isnoró como Falete al Naturjau que han puesto abajo su casa.

Cabreao me volví a mi casa y má cabreao toavía me quedé cuando mi Chari me puso pa almorsá un plato papa frita con huevo. Eso es sisno inequívoco de que algo susede y má si en mi casa se puede escuchá perfestamente el Telediario de la primera sin que suene el vuelo una mosca. Po asín vimo el Telediario, el Sabé y Ganá y hasta el Sé lo que hisistei. Las livi no estaban y ni mi Sergio ni mi Chari me dirigieron la palabra en tol almuerso ni en la sobremesa.Amo, que el único juego de sobremesa al que podríamo habé jugao era al del hombre invisible, porque yo me sentía invisible en mi propia casa.

También es verdá que el agobio no me quitó el sueño, pero sí que tuve una pesadilla mu rara. Yo estaba metío en un tupergüare de eso que regaló La Vó hase unos mese y mi Chari, el Angelin, mi Sergio y el Gordo, en plan gigantesco estaban empujando el cacharro ese que saca el aire de los tupergüare hasta que yo me queaba sin osígeno que respirá. Mi susconsiente me indicaba que mi entorno má sercano me estaba hasiendo el vasío. Me disperté atolondrao por la falta de osígeno y por el sofocón con la disposisión plena de solusioná los poblema que me estaban susediendo, en plan Macgyver sentimentá. Asín me fui pa mi Chari y le dije del tirón. "¿Qué te pasa, cormigo?"
- ¿A mi? ¿Tú sabrá? -y me dio la espalda enmientra que doblaba las sábana que acababa de recogé del tendío y que la gachí las sábana no las plancha ni doblá y despué está aquello lleno de arrugá. Buenos má que yo no soy delicao pa dormí.

Como mi Sergio había salío me fui a buscá al Angelin a su casa. Tampoco estaba. Me queaba hablá con el Gordo, pero esta vé no estaba dispuesto a que me humillaran, asín que me fui al cajero a sacá dinero y pagá la servesa que iba a consumí. Lo que no sabía yo es que los cajero no dan billete de sinco leuro. Ni siquiera de dié. Despué se quejan de que hay inflasión. Cojone, si ná má que dejan sacá billete de vente y de sincuenta. Por suerte, me queaba toavía un piquito pude sacá vente leuro aunque dejé la cuenta tiritando como un mariscaó en Groenlandia.

Entré en el bá del Gordo y pidí que me conviara a mi servesa, que aunque llevara dinero ensima, lo puntero es sacarla de grati y volvé a ingresá los vente leuro. El Gordo se negó.

- Po no me hase falta que me la regale porque yo tengo dinero. Porme la servesa y te la pago con este billete de vente leuro.
- Que no, Carmelo. Que paso de ponerte una servesa, aunque me la pague. Que tu sitio no está asquí - me respondió el Gordo.
- No, ahora tu sitio está con el Barba. O en Portugá. O con Del Bosque. O con los funsionario -la vó que me reprendía era la de mi cuñao Angelin que estaba en la otra punta de la barra cuando entré pero que se había ido asercando.
- Pero, ¿qué estai hablando, majara? -les contesté del tirón. Si yo no he salio de asquí. Si este es mi entorno. Yo soy como un bonsay, en una masetita pequeña me llevo toa la via.
- Po malamente lo parese -me riñó el Angelin.
- Es que es mentira. Mucho rollo, pero al finá, como tol mundo. en cuantito que puede ná má que sabe hablá que si Garsón, que si Rajoy, que si Sergio Ramo. Enga ya, Carmelo, que lo tenemo mu visto. Que ante que tú esto mismo lo ha hecho mucha gente -me tiró por tierra el Gordo.
- El último, sin ir má lejo, el mismísimo, Martíne Are -remató el Angelin.
- Pero, ¿qué ha hecho Martíne Are? ¿Qué he hecho yo? - pregunté entre enrabietao, tenso y triste. Como Lopera esta noche.
- Abandoná su realidá. Traisioná su entorno -contestó el Gordo.
- Carmelo, ¿cuánto día hase que no habla de mi en el bló? -se lansó el Angelin a preguntarme.
- Po, no sé, unos poco. Creo -respondí.
- Es que está con los debate de macroeconomía -me se tiró al cuello el Gordo con el mismo tonito del perro ese del sine.
- Sí, defendiendo a los funsionario -remató mi cuñao.- Po te lo vi a disí. Desde el 4 de mayo no me mensiona en el bló. Quinse día sin disí ná de mi y ensima, cuando hablaste de mi no fue pa contá ná de nuestros paseo ni de nuestra charla sino pa recordá cuando te pido dinero. Y eso yo, pero del bá del Gordo. Yo es que ni me acuerdo de cuando hablaste por última vé del bá del Gordo. ¿No te da vergüensa?
- Con lo que bemo sio nosotro, Carmelo. Con lo que yo te he asmirao porque tú saliera en La Vó y porque te dedicaran una colusna en el Diario. Y has olvidao este bá. Eso no lo puedo perdoná.

Me iba a poné a discutí con ello de las rasone por las que no hablo del bá del Gordo ni de mi cuñao en el bló pero es que no había ninguna que me convensiera y, al finá, le iba a acabá dando la rasón. Asín que me fui pa mi casa. Cuando llegué le pregunté a mi Sergio:

- ¿Tú también está mosqueao cormigo porque no hablo de ti en el bló?
- No. Yo casi lo prefiero.
- Entonse, ¿por qué ni tu mare ni tú me hablai?
- Eso, preguntáselo a ella porque yo no estoy autorisao a dá má dato.

Osea, que el vasío que me hasían el Angelín y el Gordo tiene solusión. Basta con que vuelva a hablá de ello en mi bló. Pero el de mi Chari y mi Sergio es má profundo. A vé si me acabo enterando de la rasón.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

me ignoró como el falete al naturjau........jaajajajajaj

Marisa Pérez Muñoz dijo...

¡¡En ascuas Carmelo!! Me tienes en ascuas.
Haz las paces con tu Chari o si no haces las paces, al menos, sigue informando porque esto es un sinvivir.

Besos.

Marisa

Valdepeñitas dijo...

Esto ya lo he visto yo en alguna pelicula de Julio Medem o de la Isabel Coixet... Cosas pasan en las cabezas de la gente!. Si por un poquito de levantera estamos asi de ensirocaos...¿que va a pasar cuando pegue tela?. Mira a ver si con un paseito por La Caleta tienes remedio que los del divan cobran un pico. Salú!

Manuel Rubiales dijo...

Carmelo, mira vé el armanaque a vé cuanto hace que no cumple como marío con la Chari, mira bien que esas cosas son mu seria y pueden provocá el vacío, sobre tó en ella

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