Martir del Carnavá

A esa gran cantidá de amigo que tengo en el mundo mundiá siguiendo, día trá día, mis pamplina, mis alegría y mis poblema les debo una esplicasión clara y sertera de las sircuntansia que han propisiao la crisi que se vive en el interió de la república independiente de mi casa que ríete tú de Asganistán, Irá y la cofradia del Santo Entierro.

Tó empesó el catorse de febrero, día de San Valentín, a eso del mediodía. Yo acababa de poné la tele pa vé si Onda Cádi estaba repitiendo otra vé las preliminare del Falla cuando llamaron al telefonillo. "Es uno de tus amigote de la comparsa, Carmelo". Me dijo mi Chari en lo que probablemente sean las última palabra sin mala leche que ha pronunsiao hasia mí. Bajé y no era uno de mis amigote de la comparsa sino que ná má y na meno que Paquito Catalán estaba esperándome en mi casapuerta.

"Carmelo, venía a pidirte un favó". "Cojone, Paco, que contigo tengo má trabajo que el que hase los mapa de Serbia. ¿Qués quiere?", le contesté yo. "Es que Juan Carlo quiere verte porque nesesita una cosa pa la comparsa". Yo ya me imagine que me iba a pidí que le escribiera los cuplese o que nesesitaba uno que llevara el traje negro el año que viene. "Es que el Cabesa te está mu agradesio por ayudarme a salí en la comparsa, porque sin mi vó en el contralto este año el capitán veneno habría pasao má frío que el capitán pescanova. Y quiere que le eche un cable pal año que viene. Nos está esperando en la ofisina".

Meno má que vino el Trujillo con el coche, porque con la levantera que hasía por la parte de Cortadura yo no habría hecho capá de llegá con la amoto. Cuando llegamo a la ofisina que Juan Carlo tiene habilitá en el bá de Pepe Barrera, justo en la esquina del pabellón siudá de Cádi, ya estaba el Aragón sentao.

Entramo, el Catalán se arrodilló y le besó el anillo. Yo, como no tengo que haserle la pelota po no me arrodillé. "¿Qué pasa, picha?" le pregunté a modo de saludo. "Yo perdoné a los autore que a mi grupo insultaron, yo perdoné a los que de mi pasodoble se cachondearon y perdoné a los copleros que mucho escribieron pa renegá de la plasa de sé pregonero, pero jamá perdono a un autó que me robó un compañero, porque de compañero y autó hay que sé mu cabrón, pa salí con Quiñone".

Yo me sentía un poco perdió entre aquella maraña de reflesione que soltaba Juan Carlo pero pude desifrá de que era algo con el tema del Javi Otero y el Piojo que lo traisionaron pa irse con Quiñone despué del Araka la Kana. Juan Carlo continuó "La vengansa fría es un plato caliente que me sirve la perla de podé robá en vengansa a quien un día me robo lo que yo más quería en la forma que tuvo pa pidí que me vengue". Mi cabesa echaba humo, pero acostumbrao como estoy a escuchá sus pasodoble yo ya entendía que era un tema de que ahora quería vengarse de Quiñone.

"Los amore que surgen en Carnavá, son amore traidore que sólo te puden durá el tiempo que va desde que te enamora hasta que llega otro amó con algo má de parné y una mejón cartera de premio". Ya lo iba entendiendo, el Aragón quería que yo le ayudara a robarle un componente a la comparsa de Quiñone. Pero, ¿quién? "Porque si fuiste Señora pa por Cádi suspirá, yo sé que el Veneno que va por ese corasón que a los muertos cantó ahora quiere cantá con amó de verdá para Cádi su gente, y pa su cuenta corriente". Señora, suspirá por Cádi, este quiere que hable con Ramoni.

"Y ahora marcharos, manchas de cabrone o llamo a mi suegra". Se giró y nos dio la espalda como si fuera el malo del inspestó gache. Paquito Catalán me terminó de esplicá mi misión. Como se llevan tan bien, los de la comparsa de Quiñone habían quedao a sená juntamente con tós ellos mismo en el propio día de los namorado. Mi misión era reventá esa sena consiguiendo que Ramoni no acudiera pa pasarse a la comparsa de Juan Carlo.

Nos fuimo pa casa de Ramoni. El Trujillo se quedó en el coche esperando porque no podían descubrirlo y yo subí pa hablá con Ramoni. Me abrió la puerta el propio Ramoni que la verdá que es un montón de güena gente, pero impresiona un poco asín visto de serca. Pasamo al comedó porque lo había cogio almorsando. Sólo había una silla, pero de comida, ni te lo puede imaginá. Se veía una olla de menudo, una sarten de revuelto de espárrago con gamba, una fuente de papa con filete de serdo, dó boba de pan de las de La Chiclanera y un barrí de servesa de eso que son autotransportable. "¿Quiere comé algo?", me preguntó. "Hombre, si me invita, a mi el menudo, el revuelto y los filete me gustan". "Tes qui ya, Carmelo, esto es pa mí ná má. Oooooomaaaaaaa calienta la ollita de alcausile pa mi amigo Carmelo y yo de camino los pruebo".

"Venía pa hablá contigo". "Ahora no, que estoy comiendo, despué cuando acabe, charlamo tranquilo". La mare nos trajo la perola de los alcausile y la puso también en lo arto de la mesa, yo me eché un buen plato de alcausile y meno má, porque despué metió el cucharón Ramoni y la olla se quedó má vasia que Chapín. No vea lo que tardó el cojone en comerse tó y despué nos trajo la mare dó barreño de natilla con galletita y canela que me puse jipato. Nos sentamo en el sofá a reposá y ante de que empesaramo a charlá ya estábamo los dó sopa perdio.

Yo me disperté primero que él y estuve echando una ojeá a los posté que tiene colgao en la paré, porque con el cuerpo que tiene el Ramoni en una afoto normá no cabe. Estaba vestío con Suspiro de Cádi, con La Aslántida, de cartero, en la cárse... El gachó se dispertó y eran lo meno la siete de la tarde. Le iba a esponé la cuestión pero me pidió que esperara porque tenía que merendá. "Oommaaaaaaá la merienda" y al minuto y medio aparesió la mare con una bandeja dulse y dó palangana de café.

Despué de tomarno los café yo ya me lansé jarto de esperá cómo empesá la conversasión y me tiré a degüello. "Quillo, deja a Quiñone y vete con Juan Carlo". Ramoni casi me se puso a llorá. "¿Cómo me va a pidí eso, Carmelo? Si yo con Juaqui, los quiero como ná en el mundo. Es como mi segundo pare. Mírame, ahí vestío de Charrua, y en aquella con La Caldera. Y esa foto de allí que paresco una jaima de desierto de cuando salí con el legado andalusí".

- Pero, ¿tú no está jarto de cantarle a los muerto? ¿Cuántas vese te se ha aparesio el bombero en tus pesadilla? ¿No te cansa tené que vé Gente pa sabé los tema de tu comparsa cada año? ¿Cuánto hase que no canta un cuplé en condisione?
- Ya, Carmelo, pero...
- De pero, ná, que yo ma enterao que este año va pa segunda linia.
- No, Carmelo, eso es imposible, eso sí que no.
- ¿Que no? Tú que te cree que esta gente te han perdonao que tu haiga cantao con Martine Are en el Pregón.
- Hombre desde lo del pregón ya no me ponen los bocadillo que a mi me gusta. Y el Fali echa el asiento pa trá en el minibú que es que no quepo.
- Te están puteando, harme caso. Y el año que viene de segunda.
- Lleva rasón, Carmelo, esta noche en la sena se lo digo a la comparsa. Que me voy. Dile a Juan Carlo que cuente cormigo.
- Pero dirselo en los postre, ante sena tranquilote que tú ere de buen comé, pichita mía.

Se lo conté al Catalán y se empeñó en convidarme a un cubataso en el bá del gordo. No fue uno, sino unos poco porque nos quedamo allí un buen rato hasta que el gordo echó la baraja. Yo me fui pa mi casa contento no solo por el medio basilón que llevaba sino, sobre tó, por habé consiguio cumplío con Juan Carlo. Pero cuando llegué a mi casa me se quitó la alegria y el basilón.

Aunque eso os lo contaré mañana.