Día de grati

En Cádi si hay algo que gusta de verdá son las cosa de grati. Tó lo que sea grati en Cádi triunfa. Arrasa. Sólo hay que mensioná la palabra y en los gaditanos se nos desborda una espesie de fiera interió que llevamo guardá (lo que podría sé la fiera del grati) y atacamo el ojeto, cosa, artilugio o suseso que es de grati.

Ahí están los ejemplo glorioso del Carnavá con su erisá, ostioná, su pestiñá, el frito gaditano, la bersá, la panisá,... Hasta aquella galerá que selebraban los Pitirolo en la Segunda Aguada y que, desgrasiadamente, fallesió un día por causa aún desconosida. Pero no es sólo Carnavá, en Cádi gusta tó lo grati. Sólo tenei que probá a ponero a dá algo grati en la calle Ancha un día cualquiera, o en el Paseo de la Caleta un día de verano, la cola que se formará allí será como las del anunsio de la Onse (¡qué tiempo aquello en que yo entendía los anunsio de televisión!).

O la otra modalidá de dá cosa de grati cuando pasa el avión por la playa y empiesa a tirá cosa y la gente se tira hasta agua tapá con tal de trincá, aunque sea un plato de eso de plástico chungo. La verdá es que los avione de tirá cosa se están perdiendo y yo echo de meno esas carrera y pisotone entre la gente en La Caleta cuando pasaba el avión tó bajito tirando cacharro. No como ahora que ná má que pasa el avión de los palangana y no tiran ni siquiera un bote de eso de papilla de la fuersa.

No es que en Cádi seamo rata, que nadie se piense eso, que nosotro semo tela de desprendio, generoso diría yo que lo que tenemo lo ofresemo, aunque tratemo de no darlo. La cosa es que a nosotro nos gusta disfrutá de los plasere que la vida nos da, sobre tó si nos lo da de grati. Como el solesito, el má, la playa, la alegría...

Sin ir má lejo yo tengo lo que llamo el cajón del grati. Allí tengo guardao el cacharro que daba Nuestra Señora pa pinchá en el suelo y echá allí las colilla, aunque ya hase año que yo no fumo. También tengo una gorra de Cocacola, una bandera del Pesoe que me dieron de un mitin que yo fui una vé, la camiseta amarilla de Delphi no se sierra, los puro que me regalan en las boda, una pelota hinchable de nivea,... Un peaso de cajón que tengo pa recordá toas las vese que yo me he llevao algo de balde.

Con esos planteamiento se debe de entendé que el 29 de febrero sea unos de mis día favorito, porque es un día de regalo. Tú te llava tré año pasando del 28 de febrero del 1 de marso y, de repente, como si fuera verdín en la paré, te sale un día má quenadie sabe de donde viene, pero que es un día por el que no te cobran ná. Un día de grati. Un día de regalo.

Yo siempre me he preguntao una cosa. Si tu nase un 29 de febrero, ¿cuándo cumple año? ¿Cada cuatro año? Ese pobre niño que nase un 29 de febrero y que pasan los año y los año sin podé soplá una puñetera vela, con má pena que el portero del Jeré con equi mirando la clasificasión de Segunda. Ese pobre niño que se encuentra a la niña de Rajoy y le pide de salí y ella le dise que no porque Rajoy no le deja salí con chavale tan raro que no se han comío nunca una tarta de La Gloria el día de su cumpleaño. Porejito el niño que nase el 29 de febrero.

Pero yo le sigo dando vuelta al día y he pensao que esto es como una segunda oportunidá, como una ocasión escondida que me regala la vida pa podé hasé cosa que el año que viene no podré hasé. Es una osión de grati que tenga pa solusioná ese gran poblema que hunde mi matrimonio. Y le vi a buscá una solusión. Hoy, 29 de febrero, el día de grati, empiesa la Operasión salvá mi matrimonio. Os mantendré informados.