La gente de Disney

Güal Disney era de Cádi. No lo digo por disí, es que era asín. Evidentemente, siendo de Cádi no se llamaba Güal Disney, sino Baldomero Domínguez y vivía en la calle Soledá, en pleno barrio del Mentidero, al laíto del Falla. De allí mamó la imaginasión y el arte que le acompañaron toa la via. Incluso cuando unos americano que pasaban por asquí de escursión se encariñaron y se lo llevaron pa América. Sus pare eran tan pobre en aquellos tiempo que le emprestaron el niño a los yanki pa que lo cuidaran y lo educaran porque asquí iba a pasá má hambre que el anestesista de La Bella Durmiente, nunca mejón traío.

Totá, que Baldomero se fue a los Estado Tó Junto de América y allí su Baldomero se convirtió en Gual y su Domíngue en Disney, que sonaba má yanki. Pero él nunca perdió su gran influensia gaditana. En recuerdo al hambre que pasó durante su infansia hiso su primé dibujo animao en forma de ratón. Cuando lo presentó ante el público le dijeron "¿Un ratón gigante? Con eso no va a ningún lao". Y Baldomero, que ya entonse era Güal, contestó "¿Gigante? Tú no viste los que había en mi casa en Cádi" . En un perfesto inglé, que había aprendio en la escuela. Escul, en este caso.

El nombre que Güal había pensao pal ratón era La rata Migué, pero a los del periódico no les gustó el nombre y al finá le pusieron Micky Mau, que suena a lamento despué de tocá una sartén con aseite jirviendo, pero que allí en América gustó un montón. Gustó Micky y gustó también el pato Donal. A estas altura no hase falta que esplique que el pato Donal se le ocurrió a Güal recordando su infansia y los paseo en el Parque Genové viendo a los pato en el estanque. De hecho, la vó del pato recuerda mucho a la forma de espresarse del mudo del Palillero, así que tampoco hay que descartá que también tomara su influensia en ese aspesto. Aunque, sin duda, el homenaje má claro al mudo del Palillero es el del sétimo enano de los de Blancanieve.

Es verdá que también era un poquito cursi, pero eso fue porque tanto tiempo en América le hiso perdé la chispa. Ademá, que la sensura le cortaba en los guione los puntaso verderone que él quería poné. Empesó con un tonito chirigotero pero se fue acomparsando con los año y soltó algunos truño de mucha categoría, pa qué nos vamo a engañá, que el hecho de que fuera de Cádi no quita pa que haiga que reconosé algunas realidade. Sin en cambio, no se puede negá su gaditanidá hasta el último día de su vida. A su segunda hija le puso de nombre Sharo y el congeladó en el que pidió que lo metieran lo llevó al mismo Chicago un tésnico de Procosú y tiene un botón pa hasé cubito por si, al finá, no encuentran la cura pa su enfermedá, que al meno sirva pa enfriá cubata.

Hasta ahora la realidá de que Disney era de Cádi había sio negá por las versione ofisiale, pero cada vé má estudioso de la figura, la obra y la nevera de Güal Disney van dándose cuenta de esta evidensia. Y es que Güal se inpiraba mucho en Cádi y sólo a un gaditano se le pueden ocurrí tantas cosa rara. Porque las historia, la mayoría no eran suya, pero los personaje eso que le dan el puntito, los que hasen grasia y sirven de contrapunto del personaje prinsipá, eso son de una clara influensia gaditana.

Por eso, no es estraño que ayé, cuando llegaron los del crusero de Disney Magic a Cádi la mayoría se quearan en nuestra presiosa siudá. Visitaron la casa en donde nasió que está de obra, visitaron el parque, que ya no tiene pato y descubrieron que las rata en Cádi ya no están en las casa sino en los bare, cuando pide una conviá y te miran con mala cara.

Pero a pesá de eso, le valió la pena la visita. Porque si en Cádi ya no están los orígenes de Disney, sí que siguen los personaje má importante. En la tienda de la calle Nueva se encontraron a tó los astore de Mulan que ya han dejao las espada y se han pasao a la venta al por menó y es que por menó presio no encuentra ná. Un poco más pa allá estaba Jasmin y toa su familia en otra tienda que tienen. Aladin no estaba porque el servisio de viaje en alfombra también está suspendio por lo de la nube tósica. Tampoco encontraron al genio, aunque despué de pisarle un callo a una vieja se dieron cuenta de que en Cádi también hay mucho genio.

También vieron al cangrejo de La Sirenita y a toa la familia de cangrejo en el mostradó de la servesería Aurelio en la calle Sorrilla. Iban a vé si se encontraban también a la Sirenita en La Caleta, pero la Petrolio, que es mujé por arriba y por abajo pescadilla, como la Arié, no tenía gana de pegarse un chapusón.

Se dieron cuenta de que el rey león y su chicquillo estan inmortalisao en el edifisio de Correo y a Bambi se lo encontraron en filete en el puesto de Jose Mari, en la plasa. Allí también estaba Nemo, que tol mundo sabe que no es má que una breca gigante y que se lo llevó una señora pa haserlo al horno. A Piter Pan se lo encontraron comprándose una gorra y unos pantalone caio y, con la edá que tiene y esa ropa que se compra, no les cupo duda de que era Piter Pan.

Vieron a tanto personaje que no hiso falta ni siquiera que vinieran los de la chirigota del Canijo vestio de prinsesa. Sólo les faltó nuestra Hada Madrina, que ayé no estaba en San Juan de Dió, porque se había tenío que asercá a Madrí pa resolvé un asuntillo. Sin en cambio, justo cuando se iban, pasaron por la Catedrá y, sentao en el bá, se encontraron con Pinocho. Está má bajito, má calvo y ya no le crese la narí cuando dise embuste, pero sigue mintiendo iguá.

La mar de contento quedaron los de Disney y no se descarta que el año que viene vuelvan y pa entonse ya le tendremo preparao la refinitiva y es que, en el hueco que van a dejá en El Corte Inglé cuando lo sierren, vamo a montá un Cadisney. Como el de Parí, pero con má arte. Tú verá cómo van a vení los crusero a esportone que van a tené que poné un semáforo a la altura del faro Las Puerca. Y o si no, al tiempo.