Carmelopoli

jueves, 26 de junio de 2008

Fuego

Hoy me he tenio que levantá a las sinco la mañana, pero no me ha importao porque el premio del madrugón meresía la pena: volvé a mi Cádi. En verdá el vuelo lo teníamo a las dié, pero la siesa de la Paqui no se fiaba de nuestra capasidá pa organisá las maleta y tenerlo tó dispuesto ante de las ocho de la mañana y nos ha convocao a las sai y media en el vestíbulo del hoté sin desayuná ni ná. A las siete allí estábamo tol grupo entero preparao y nos pusimo en diresión al aeropuerto. Al finá tuvimo que darle la rasón a la Paqui porque si no bieramo llegao tan pronto bríamo perdío el vuelo porque a mi Chari no se le ocurrió otra cosa que llevá en la maleta de mano unas estijera pa cortarse las uña en el vuelo. Desía que si era una maleta de mano, lo mínimo era que pudieran llevarse las cosa pa la manicura. Yo tampoco me libré porque me abrieron la maleta por culpa de la baraja de carta que había metío pa echarle un mao-mao a mi Chari en el vuelo. El picoleti se creía que aquello era una bomba, o lo que es peó, un tarro de colonia. De toas forma, la peó parte se la llevó uno de los miarma que llevaba en la mochila una bombona de gá pa llená el mechero. Hay que sé carajote. Yo lo biera dejao preso allí en Venesia y de Venesia a Guantánamo, pa que, como disía el Canijo, le dieran guantá na má.

Cuando llegamo a la siudá que tiene un aeropuerto en honó al Santo que se cayó del caballo, yo mes quería morí. Si había echao de meno mi Cádi durante la semana que estuve en Italia, aquello minuto eran los má largo de tol viaje. No vea la caló que hasía allí. Como si se bieran dejao ensendia la sarten de Andalusia que ya se sabe que está en Esija. No se podía ni respirá. "Eso es el caló residuá del motó del avión" dijo Rafaé el cordobé (no confundí con el torero). Pero cuando ya estábamo a dosiento metro del motó se coscó de que era la temperatura típica de su tierra porque si en Miarmalandia pega la caló, en el Califato Independiente, ni te cuento.

La caló no se quitó hasta que el tren no salió del Bahía Sú, pasó la depuradora y empesó a sentirse el oló a oseano de mi Cádi de mi alma. Porque mi Cádi estaba de punta en blanco pa esperarme. Una mijita de levante pa darle vidilla al veranito y un día estupendo. Crusando, miraba a un lao la bahía, al otro la playa Cortadura y verdaderamente que me se caían las lágrima. Eso sí que es un paseo de los milagro y no la plasa aquella de Pisa. Esto sí que es un cuadro presioso y no los que ponían en el museo de los ufisi ese de Florensia. Asquí si que hay un puente de los suspiro que pega porque tiene que dejá Cádi, O mejón toavía, los suspiro por volvé a mi Cádi, como me pasaba a mi.

De la estasión a mi casa, me sentía otro. En el avión estaba estrosaito, pero en Cádi había recuperao mis fuersa, las gana de viví, la alegría. Pero llegué a mi casa y el susto que me pegué fue chico. Entramo y había una lú ensendía. "Schhhhhh, asquí hay alguien" le susurré a mi Chari. "Serán los niño", me dijo ella. Pero no eran los niño porque en la mesita del salón había dó lata de servesa de las mía y no es que mi Sergio o la Vane no tomen servesa, pero no las dejan en la mesa del salón sabiendo que viene su mare y se la va a dá mortá por una cosa de esa. De repente se escuchó un gruñido en el cuarto de baño. "El ladrón está cagando, vamo a por él", le dije a mi Chari. Cogí el puñá de abrí los ostione y me fui pal cuarto de baño. La lú estaba ensendía y la puerta serrá. El ratero estaba dejando la morterá ante de irse. Si no lo cogíamo, ahí seguro que habían prueba genética de adene de ese del seseí.

Noté paso al otro lado de la puerta. Le dije a mi Chari que se escondiera. Eso era cosa pa hombre. El pomo giró, la puerta se abrió, levanté el puñá y el Angelín pegó un chillio de los de Salvi con el contralto de los Momo. Era el Angelín. "Me ha asustao, cojone" le reproché. "Má me ha asustao tú, que te cré el Indiana Jone. Anda baja el puñalito y te cuento".

Entonse me esplicó que esta noche había salio ardiendo su casa la de la calle Torre (no es que mi cuñao tenga má de una, es que hoy al pirómano le dio por quemá tré casa). Por culpa del fuego su mujé había tragao má humo que Santiago Carrillo, asín que la habían ingresao y como él no sabía que hasé se había venio a mi casa y mi Sergio le había dejao entrá y quedarse. Me miró con la carita esa que tiene de guitarra espulsao de comparsa "...es que no tengo donde quedarme..." "A vé si tú te cré que esto es la pensión Pepita" le respondió mi Chari. Pero ahí tuve que intervení.

"Donde esté yo, cabe el Angelín. Y si nos bemo llevao una semana en Italia porque a ti te ha salio del coño, ahora el Angelín se queda asquí hasta que se arregle lo suyo. Que cuando le pasó a tu mare yo no puse pega ninguna". Mi Chari me miró con cara de sorprendía por mi respuesta, se dio media vuelta y se fue a casa de su mare. Toavía no ha vuelto. Pero me da iguá, porque mi cuñao Angelín se merese eso y má. Aunque ya le he dicho que no se confíe y se vaya buscando un bujío si no se arregla lo de su casa pronto.

2 comentarios:

Paco Lainez dijo...

BIENVENIDO, Carmelini, pisha,
ma gusta ese peaso detalle con el Angelin, así hay que dejarle claro a la mujer quien dice la última palabra en casa, no, ya sabes tu cono es eso, y la última palabra siempre la dice el hombre.

Siempre dirá: si cariño, lo que tu digas cariño.

Ahora que si yo fuera tu cuñao ya estaba buscando un agujero donde meterme, porque en cuanto vuelva la Chari, no se yo, no se yo, que pasará.

Bueno to puede ser que tu duermas en la escalera y el Angelin en el sofá.

Lo dicho, quillo, Bienvenido.

saludos desde El Bierzo.

Anónimo dijo...

me as hecho llorar y no lo he leido entero,tu no te puedes ni imaginar lo k se hecha de menos cai,cuando solo vas una vez al año carmelo,me cago en el inem.un abrazo y vienvenido a cai,luego cuando tenga huevos me leere el po de hoy entero

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