Dando clase

Ayé por la mañana sonó mi móvi. Era el pasodoble de Los Yesteday "Aunque diga Blá Infante". Despué se quejará Juan Carlo de que le esijamo el mismo humó que a las chirigota, pero es que el Aragón ha hecho cosa mu grande y no nos puede dejá que nos conformemo con las migaja. Es lo que tiene sé un genio del Carnavá como lo calificó, en uno de los pasaje de su gran ojanaso su antiguo enemigo y rivá Antonio Tusíque Vale, porque má que un grande del Carnavá, en sus intervensione parese el jurado del Tusiquevale, que le parese bien cualquié porquería.

Bueno, en esa reflesión estaba y el teléfono sonando. Justo cuando estaba por "si este pueblo se disparata", salí de mi ensimismamiento y cogí el móvi:

- Sí, dígame.

- ¿Carmelo? ¿Carmelo Góme Ramíre? Le llamo desde el palasio de San Telmo.

- ¿San Telmo? A mi eso es que no me suena. ¿Quién está enterrao ahí?

- Asquí nadie. Esta es la residensia del presidente de la Junta.

- Bueno casi -contesté yo con algo de guasa-. ¿Qué quería usté? -le pregunté con mucha corresión.

- Yo le llamaba por un encargo del presidente de la Junta, pero es que ha llegao la hora del desayuno y no puedo siguí hablando. Cuando vuelva ya, en tó caso, le vuelvo a llamá.

No me dio tiempo ni de protestá. La gachí me dejó con la palabra en la boca. Hay que vé cómo son esto funsionario de la Junta que no perdonan un desayuno ni en cachondeo. Totá que como una hora má tarde me volvió a llamá. No sé si la boca le olía a aseitito y jamón, que la vía telefónica no está tan perfesioná, pero yo juraría que sí. Entonse me esplicó que Gruñón quería pasá esa noche en mi casa. No es que quisiera ná raro cormigo ni con ninguno de los miembro de mi familia. Es que nesesitaba que le ayudara a unas cosilla, según me esplicó su secretaria.

- Ya él le esplicara los detalle en persona y ahora le tengo que colgá que es la hora del aperitivo.

Buen convenio el de los trabajadore de la Junta, desde luego. Yo me iba a prepará pa resibí como se merese al presidente de la Junta. Sin en cambio, a las sai me llamaron de una comparsa, cuyo nombre no vi a dá, porque si no, tós sabei endonde he estao, pa que fuera al ensayo a vé que me paresía. Yo les asvertí que a las nueve tenía que está en casa.

- Illo, que el primero es el coro del Lama.

- Bueno, po a las nueve y media.

Totá, que yendo pa los ensayo me acordé de mi sita con Gruñón. Pa asvertirle de que no fuera a las nueve, me puse a llamá al palasio de San Telmo toa la tarde, pero no me cogió nadie el teléfono. Es que, a partí de las tré, no hay manera de enganchá con nadie de la Junta. El poblema no fue pa mi, el poblema fue pa él porque aunque yo me aseleré tó lo que pude, cuando llegué estaba en la puerta de mi casa discutiendo con mi Sergio.

- Enga ya -disía mi Sergio- que tú no ere el presidente de la Junta. Que el presidente de la Junta es uno calvo con mucha cabesa. Tú seguro que ere el del banco que quiere llevarse la güi porque mi pare no ha pagao los resibo.

- De verdad. Te puedo asegurar que yo soy el presidente de la Junta, Pepe Griñán -y le estiraba la mano como dándosela a mi Sergio pero mi Sergio no se la cogía. Buenos má que llegué yo y salvé la situasión porque conosiendo a mi Sergio, ése no pasaba.

- Sí, Sergio, al calvo cabesón lo mandamo pa Madrí y nos bemo traío a este de Madrí.

Yo noté a Gruñón chungo despué del insidente con mi Sergio. En toa la astuasión del coro del Lama el cofre del tesoro no dijo ná. Sólo en el pupurrí, con la chavala de las malla se vino arriba y gritó "Ole las mocitas madrileñas". Yo me quedé helao. "Pepe, picha. Un poco má andalú. Ole esa morena. Tu mare es panadera pa haberte hecho asín de dulse. O si lo quiere má picantito, me vi a llená toa la barba de pourpurina". Entonse me confesó que ese era su poblema.

- Es que todavía no he conseguido que la gente en Andalucía me identifique.

- Ya, si he visto las encuesta -le comenté yo sin acritú.

- Ya ves. El PSOE perdiendo en Andalucía. Eso es imposible. Pero mis asesores de imagen me han dicho que me falta pellizco que tengo que parecer más de la tierra y por eso me he venido a que me des algunas clases de andalucismo.

- Bueno, pa eso mejón Blá Infante. O el alcalde de San Fernando. O el Sánche Heredia que es el único que sigue siendo andalusista en Cádi.

- Si no digo de andalucismo como correinte política, que eso no lo quiere nadie. Digo de andalucismo como forma de ser, como forma de expresarse. Que me falta sal de la tierra y dónde mejor para buscarla que en Cádiz, la salada claridad, la perla del Mediterráneo.

- Te falta salero y unas nosione básica de jografía -le reproché.

Con la charla se nos pasó la astuasión de la chirigota de los romano. Bueno, al finá él aprovechó pa recordá que el teatro romano lo gestionaba la Junta. "Po despué de vé a esta gente, podíai haberlo dejao como estaba", dijo mi Sergio.

Viendo la comparsa de Chipiona El niño que lleva dentro hisimo algunas prueba. Yo le puse como jersisio que tratara de disí "ole" en el momento del pasodoble que el cuerpo se lo pidiese. Se pasó los dó pasodoble y no fue capá de disí "ole" ni una vé. También es verdá que la cosa no lo pidía, pero, por lo meno, cuando terminaban. Ni eso.

Sin en cambio, con el cuarteto de Meina, el de Los choriso colgao, se partió el culo. "Ay que ver la gracia que teneis los andaluces", dijo cuando salió el Pompita. "Este que no venga el día que salga el cuarteto del Morera", dijo mi Chari. Yo lo había pensao y no me atreví a disirlo porque yo soy mucho má comedido con estas cosa, pero mi Chari no tiene mano isquierda y, la verdá, que llevaba má rasón que un santo de los que salen con Bienvenido.

Con la chirigota del Sheri casi me da un patatú. Po no va el tío y me dise "¿Qué es un jartible?" "Po uno que no se cansa nunca, uno que es un pesao, uno que no se jarta", le contesté. "Ah, un hartible". Será mamón el tío, con este no llegamo a ninguna parte. No me he sentio má malamente dando clase desde el día que traté de enseñarle a Subiela a hasé la ortavillita.

En los cuplé le dije que hisiera un jersisio. A mitá del cuplé tenía que adiviná el finá o dá una palabra relasioná con el mismo. El tío las clavó y en el primero dijo "Berlusconi" y en el segundo "el Papa". La verdá que los cuplese se veían de vení, pero estuvo avispao el Gruñón.

Cuando salió el Ardentía le dije: "Este es el que te tiene que dá clase asquí. Fíjate, fíjate, ¡qué desparpajo!" La verdá que Juanito, el hombre del año le echó cara aunque su chirigota estuvo un poquito má floja que él mismo. En el pupurrí el Gruñón se rió un rato. Aunque sin pasarse.

Con la comparsa de las niña miarma, las que iban de prostiputa empesó a reflesioná sobre cuánto iban a hasé en la Junta de Andalusía por la igualdá y pa que no esploten a las mujere. "Lo que tiene que hasé es darle un sueldesito a las ama de casa", le dijo mi Chari y le calló la boca del tirón. Es el recurso que utilisa ella con los político. No hay uno que le rechiste a esa frase. De toas forma, lo único que le faltaba a mi Chari es un sueldesito por lo que ella hase en casa. No le tenían que dá ni dósiento leuro, que ella no llega a la jornada mínima.

Al Gruñón le gustó la idea de la chirigota de Un tipo de interé. Lo de la vieja y el mulato, por lo visto, tiene que está mu apresiao por ahí el norte. Sin en cambio, me mató cuando dijo. "¡Qué simpática es la gente de Almería!". Yo le iba a esplicá que Punta Umbría estaba en Huelva. Pero lo dejé por imposible.

Despué llegó, Serenata, la comparsa de don Enrique Villega. "Va a comprobá lo que es una buena comparsa", le dije. Pero el nota se quedó dormío en la presentasión. Yo quise despertarlo pero no meresía la pena. Al día siguiente tenía que ir a Fitú a inagurarlo y ya llegó el chófe que lo dispertó y se lo llevó, sin que pudiera vé la chirigota de Luí María, Los malpensao.

La verdá que se fue y me dejó mal sabó de boca, porque yo creo que no he estao a la altura como profesó. Se ha ido sin sabé mucho má de Andalusía ni cogé ni una mijita de sal. Aunque yo creo que el poblema no es el profesó. El poblema es el alusno y este pa cogé sal, lo que nesesita es un salero.